El Fortín derrotó por 3-0 a los mexicanos en Liniers y comanda el Grupo 7 con puntaje ideal luego de dos presentaciones. Los de Gareca no le encontraban la vuelta al duelo, pero el gol de Obolo (ST 22m) destrabó el cerrojo. Luego, Insúa (ST 36m y 37m) sentenció el marcador.
Vélez se impuso por 3-0 sobre Chivas de Guadalajara en Liniers y alcanzó la cima del Grupo 7 de la Copa Libertadores, ya que ostenta dos victorias en igual cantidad de presentaciones. Si bien el resultado parece amplio, el Fortín debió batallar durante 70 minutos para quebrar a un rival que lo complicó a partir de su planteo inteligente basado en el despliegue físico. El próximo cotejo del elenco porteño, que también va por el Clausura, en el certamen continental será el 7 de marzo ante Deportivo Quito, en Ecuador.
La sensación de congoja y dolor se esparció por el estadio en el minuto de silencio en homenaje a víctimas de la tragedia ferroviaria de Once. Luego de ese momento emotivo y merecido, arrancó un partido que Vélez suponía más accesible de lo que finalmente fue. Entonado por la goleada del viernes ante Banfield, el equipo de Gareca salió dispuesto a dominar. Sin embargo, se topó con un rival tácticamente flexible y aceitado que le cerró los caminos con despliegue y se animó a contragolpear.
Vélez trabajó para encontrar huecos, pero careció de la explosión necesaria en los últimos metros para desarmar a Chivas. Si bien Cubero, Insúa y Obolo tuvieron chances para marcar, el Fortín no lució cómodo y tampoco desplegó su clásico menú de fútbol. Buscó el gol por las bandas (con Augusto, Papa y el Burrito Martínez), aunque le faltó precisión a la hora de pisar el área. En tanto, Arellano y Fabián se combinaron con criterio en las réplicas mexicanas y generaron dolores de cabeza. El gol visitante casi llega a los 26, cuando Barovero le tapó un lujoso tiro libre al 8.
El complemento arrancó con la misma tónica: Vélez fue al frente con ganas pero sin creatividad. Zapata, uno de los cerebros, optó por demasiados centros frontales. La única chispa la aportó Insúa, quien igualmente estuvo sometido a un exigente marcaje. A pesar de los obstáculos, el local llegó al arco rival. A los 9, el Chapa cabeceó una pelota por arriba del travesaño, tras un tiro libre del Pocho. Y a los 15 lo tuvo el Burrito Martínez de frente al arco, luego de una combinación entre el Pocho y Obolo.
Justo cuando la gente comenzaba a impacientarse y pedir mayor fútbol, Vélez encontró la llave para destrabar un partido chivo. Cubero ejecutó rápido un lateral, Cerro recibió en el medio y lo vio solo a Obolo, que picó a buscar la asistencia y definió ante una salida apresurada del arquero Michel a los 22. Fue el cuarto gol consecutivo del ex Arsenal desde su vuelta a Liniers (anotó en los cuatro partidos que jugó). En el banco, Gareca se desahogó y logró disipar la sensación amarga que le irritaba la garganta.
Luego del gol, el encuentro mutó por completo. Con un Chivas rendido y sin resto físico, arrancó la fiesta del anfitrión. Insúa, desequilibrante con su gambeta y su contundencia, estiró diferencias a los 36 minutos luego de una jugada en la que también participó el inteligente y solidario Obolo. Y el propio Pocho también puso el tercero un minuto después, después de conectar un envío desde la izquierda del debutante Pratto. Vélez resolvió un partido complicado a puro firulete y potenció su ilusión copera.
Jueves, 23 de febrero de 2012