La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, anunció un fuerte apoyo financiero a los municipios para atender reclamos de las protestas sociales de mejorar salud, educación y transporte, mientras las centrales obreras aparecieron divididas al disponer para mañana una "huelga" y una "jornada de lucha" en contra y a favor de las propuestas del gobierno."La sociedad nos exige mejores servicios y los gobernantes debemos esforzarnos para que Brasil tenga más derechos sociales, una mejor salud, una mejor educación, un mejor transporte", dijo Rousseff a cientos de alcaldes en Brasilia al citar las principales quejas de las protestas de junio
.La presidenta anunció que el gobierno central destinará 3.000 millones de reales (1.360 millones de dólares) para apoyar a los municipios en esas áreas, explicó que el dinero será entregado en dos cuotas, la primera en agosto próximo y la última en abril de 2014, y dijo que confiaba en la "capacidad" de los alcaldes para que esos fondos permitan "mejorar la calidad de los servicios".
Asimismo, afirmó que durante el próximo año su gobierno construirá 6.000 nuevos puestos de salud y 2.000 guarderías, para lo cual contará con un presupuesto cercano a 2.500 millones de dólares, informaron las agencias EFE, DPA y ANSA.
Por otra parte, las manifestaciones obreras de mañana, con las que las que los sindicatos se proponen adherirse a las protestas que estremecieron al país durante las tres últimas semanas de junio y que perdieron fuerza desde entonces, serán una pulseada entre las centrales opositoras -Fuerza Sindical (FS) y Conlutas- y la afín al gobierno y mayoritaria Central Unica de Trabajadores (CUT).
La CUT, controlada por el gobernante Partido de los Trabajadores (PT), aclaró que sus manifestaciones de mañana no pretenden ir contra el Ejecutivo.
Por eso precisó que no convocó a una "huelga general" sino a una "jornada de luchas" cuyo objetivo es presentar al gobierno "la agenda de reivindicaciones" de los trabajadores "en el momento particular que vive la nación".
En cambio, la central opositora Fuerza Sindical convocó a una "huelga general" para manifestar sus críticas al gobierno y exigir la destitución del ministro de Hacienda, Guido Mantega.
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"Vamos pedir la cabeza del ministro Mantega; queremos un cambio radical en la política económica y un combate frontal a la inflación que corroe los salarios de los trabajadores", declaró el presidente de FS, Paulo Pereira da Silva.
La "agenda de reivindicaciones" de la CUT, entre otros puntos, exige la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales y que se destine 10 por ciento del presupuesto nacional a la salud pública y una suma equivalente a 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a la educación, y la desmonopolización de los medios de comunicación.
También advirtió la CUT, en un comunicado, que en las protestas de junio "se constató que la prensa, sectores conservadores y la derecha intentaron influir en favor de objetivos ajenos a los intereses de la inmensa mayoría del pueblo" que llevó a Rousseff y al PT al poder.
Asimismo, reclama por los atrasos en la reforma agraria y apoya el plebiscito propuesto por Rousseff para impulsar una reforma política, que la mayoría de los legisladores del Congreso Federal decidió ayer que no podrá entrar en vigor en las elecciones presidenciales de 2014 sino en las municipales de 2016.
Por el contrario, la central Conlutas, dominada por grupos marxistas, también convocó a una "huelga general" y a protestar contra un gobierno que "pone en primer lugar los intereses de los bancos, de las empresas multinacionales y del agro negocio, y ha olvidado a los trabajadores".
José María de Almeida, coordinador de Conlutas y presidente del Partido Socialista Unido de los Trabajadores (PSUT), aseguró que la "huelga general" será respaldada por sindicatos del metro de San Pablo y gremios de metalúrgicos y petroleros, entre otros.
Durante el acto con los alcaldes, Rousseff se refirió también a las medidas que anunció este lunes para el área de salud, que además de apoyo financiero implican la contratación de médicos extranjeros para las periferias de las grandes ciudades y áreas remotas del país.
La mandataria pidió a los municipios que apoyen ese plan, lo que fue recibido con aplausos por algunos alcaldes y abucheos por otros, que igual que los colegios profesionales se oponen a dar empleo a médicos de otros países.
Rousseff también mantuvo anoche un encuentro reservado con su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, ambos del PT, y asesores dijeron que fue el primero entre ambos desde que la consultora Datafolha, hace dos semanas, publicó la caída de 27 puntos de la popularidad de la mandataria.
Una de las opciones defendidas por Lula en sus encuentros con la mandataria es una reducción drástica del números de ministerios, que actualmente son 39 y suponen un gasto alto para las arcas públicas, publicó hoy el diario O Estado de Sao Paulo.
Jueves, 11 de julio de 2013