Dos manchas de sangre en las paredes, una serie de divisorias de madera arrancadas y mucha, pero mucha suciedad. Ese era el aspecto del vestuario del equipo visitante, ocupado por los jugadores del Tigre, en el Estadio de Morumbí.
El lugar fue el escenario del “duelo” entre argentinos y los efectivos de seguridad paulistas, lo que precedió al accionar de la Policía Militar y el fin de la Copa Sudamericana sin la realización del segundo tiempo en la noche de miércoles.
Molestos por el estado de depredación del vestuario, dirigentes locales ordenaron que el espacio fuera abierto a la prensa a la 1:30 de la mañana del jueves. Así, fue posible constatar que las divisorias de madera fueron arrancadas para servir como munición a los miembros del equipo argentino. Los futbolistas visitantes se negaron a retornar para disputar la etapa final alegando falta de seguridad y de que fueron amenazados con armas de fuego.
“Generaron los incidentes y luego mostraron revólveres. Son cobardes, porque mano a mano no se la aguantan. Así, no jugamos el segundo tiempo, no tenemos garantías. Sacaron un arma y nos amenazaron”, afirmó el entrenador Nestor Gorosito a la emisora Fox Sports de Argentina.
El vicepresidente de Sao Paulo, Carlos Augusto de Barros y Silva, más conocido como Leco, puso en duda el origen de las manchas de sangre. “Todo eso puede ser armado. Lo que ellos dicen no se puede comprobar, no existe una forma de darle a Sao Paulo la responsabilidad por cosas que sucedieron a raíz de provocaciones y acciones de ellos propios. Es un hecho triste. Es un equipo que no honra la tradición argentina. Fue una forma de intentar desmerecer nuestra conquista”, señaló.
Con el respaldo de la dirección del Tigre, sin embargo, Gorosito ordenó que los jugadores no retornaran para el segundo tiempo. Pocos minutos después del inicio del entretiempo, vía Twitter, el equipo argentino ya avisaba que no dejaría el vestuario en función de la inseguridad.
Faltas duras y ómnibus apedreado, la raíz de los incidentes
Los incidentes en el Morumbí comenzaron bien antes de que el balón rodara y ya habían tenido inicio en Argentina. Este miércoles, el ómnibus ocupado por Tigre fue apedreado en los alrededores del estadio. Minutos después, los jugadores visitantes intentaron realizar el calentamiento en la cancha, pero efectivos de seguridad de Sao Paulo se lo impidieron.
Ya el martes, Sao Paulo había vetado el reconocimiento del campo para los visitantes alegando que el césped estaba en mal estado en función del reciente show de la cantante Madonna. En el campo, los roces no fueron menores.
Lucas, en una de los primeras acciones de juego, recibió un pisotón en la espalda dado por el lateral Orban, su marcador personal. Fue el mismo jugador que, con el resultado 2-0, le dio un codazo y lastimó al delantero. El episodio fue la razón para el inicio de una pelea en el intervalo y que luego generaría las agresiones ya mencionadas.
Depredado y con marcas de sangre, en el vestuario de los visitantes se encontró un accesorio emblemático: el banderín de Sao Paulo, que fue dejado por los argentinos en el Morumbí.
Jueves, 13 de diciembre de 2012