Ayer compareció el entonces titular de la Escuela de Policías. Está acusado de la muerte del cabo Cristian Torres ocurrida en marzo de 2005. En su relato manifestó desconocer que durante las noches los aspirantes hayan sido sometidos a duros ejercicios y que tras el hecho se haya encerrado 6 meses.
Declaró el comisario que estuvo a cargo de la Escuela de Policías “José Francisco de San Martín”, donde en marzo de 2005 falleció el cabo Cristian Torres como consecuencia de haber sido sometido a duros ejercicios nocturnos. Se trata del acusado Horacio Wilfredo Aranda, entonces titular de la División Escuela. En su extenso relato de ayer en la continuidad del juicio, aclaró que había dado la orden en forma verbal y escrita que estaba prohibido realizar “el baile” de bienvenida a los 22 aspirantes que ingresaron a la escuela, entre quienes se encontraba la víctima.
Se quejó del desamparo de la jefatura policial tras el hecho. “No me atendían y me prohibieron el ingreso a la escuela”, manifestó.
Recordó que el curso inició el 7 de marzo de 2010. “Ingresaron 22 aspirantes que en su totalidad eran cabos. Designé a tres efectivos, el sargento Casafus, el sargento Fernández y el cabo Fleitas para que sean los encargados de acompañar y darles ciertas directivas a los ingresantes, además de dormir en el mismo pabellón. Recuerdo las épocas de bailes de bienvenida. Prohibí eso”, afirmó.
“La actividad física comenzó a las 15 horas, previo a una charla. Vi trotar a los aspirantes alrededor de una cancha de fútbol y fueron sometidos a muchas elongaciones. A la tarde se higienizaron, cenaron y durmieron”.
“Al otro día por la mañana vi a cadetes que no se podían parar durante la actividad física. Dos o tres no podían orinar, se sentían mal y con ganas de vomitar. Fueron enviados a Sanidad y el cabo Torres y otros más pasaron a reposo. Para el día siguiente debían ingerir dos litros de agua por consejo de los médicos”.
“El día 9, Torres no podía ingerir agua porque vomitaba y no podía orinar. Se decidió trasladarlo a un centro de salud junto con otros seis compañeros. Ordené que un cabo quedara allí en el Sanatorio Norte para informar las novedades”.
“Ese día me visitó la esposa de Torres, que llegó en compañía del padre del aspirante. Me pidieron explicaciones de lo ocurrido. El día 15 me dijeron desde la jefatura que me fuera a mi casa y me pasaron a disponibilidad. Después me enteré por la prensa de que en horarios nocturnos ingresaron cadetes de segundo año al pabellón de los ingresantes. Ignoro lo que pasó de noche. Había dado directivas estrictas de que no se debía hacer el ‘baile’ de bienvenida”, afirmó el comisario retirado Aranda.
“Me guardé seis meses; no podía creer lo que pasó. Seguí paso a paso la internación de Torres. Me había puesto contento porque me dijeron que había mejorado un día sábado y el lunes volvería a la escuela. El sábado a la noche me llamaron por teléfono y me contaron que deambulando en la habitación se descompensó y se cayó en el baño. Golpeó la cabeza, lo operaron y no pudo salir adelante”, finalizó.
El debate continuará el 3 de junio a las 8.
Viernes, 23 de mayo de 2014