Acaba de llegar de los Estados Unidos, donde observó a los equipos argentinos en el torneo planetario de FIFA.
"Quedó demostrado que la materia prima es nuestra, pero se la llevan muy rápido a Europa".
Aunque nació en Montevideo, eligió Rafaela como su lugar en el mundo. En la Perla del Oeste conoció a Graciela, el amor de su vida, y allá formó su familia con cuatro hijos y cuatro nietos. Y aunque nunca quiso ser técnico, sigue vinculado al fútbol como representante de una empresa de guantes de arquero. Si alguien supo usarlos, justamente, fue Carlos Goyén.
Basta con repasar su historia desde que cruzó el Río de La Plata y se corporizó en el número uno de Independiente. Bajo los tres palos rojos, en 1983 fue campeón del Metropolitano y en 1984, de la Libertadores y la Intercontinental. Hay una imagen inolvidable, que envía por WhatsApp y forma parte de su galería de recuerdos: aquel centro que descolgó con una mano en las narices de Ian Rush, ni más ni menos. Una virtud que importó de sus inicios como basquetbolista en el club Stockolmo de la capital uruguaya.
Después, llegó Junior de Barranquilla, donde jugó un amistoso que lo corporizó en muralla ante la Selección Argentina que luego daría la vuelta olímpica en México, y el regreso a la Argentina para atajar en Argentinos Juniors. Fueron cuatro años en La Paternal, luego tres en Atlético Rafaela y el retiro, hace casi tres décadas, en Talleres de Remedios de Escalada.
Goyén charla desde la ciudad santafesina. Acaba de volver de Miami, donde presenció en el Mundial de Clubes en su carácter de gerente ejecutivo de Reusch. “Cuando volví de Colombia, Jorge Monastirsky me contactó para trabajar como modelo de la marca. Fue en 1987, una época en la que había que traer los guantes desde Europa. Ahí nació una amistad que excede la relación comercial. Compartimos viajes, eventos y un día me llamó para sumarme part-time y hoy me desempeño para toda Latinoamérica”, cuenta.
-¿Y qué viste en el Mundial de Clubes?
-Vi un deporte que no termina de convencer a los americanos, vi el folclore y el fanatismo latino, sobre todo en Boca y River, aunque a River lo vi en la distancia porque estuve en Miami. Y también observé la marcada diferencia que hay con los equipos del primer mundo. La materia prima es nuestra, pero se la llevan muy rápido a Europa. Futbolísticamente hablando, fuimos respetuosos de los europeos, no digo miedosos, pero sí cuidadosos de pasar una vergüenza que no hubiera sido tal. Y después, quedé muy conforme con las actuaciones de Marchesín, Andrada, Armani y Rossi. Los cuatro arqueros argentinos estuvieron a la altura.
-¿Qué evaluación hacés a las actuaciones de River y Boca? ¿Aprobaron o volvieron con un fracaso?
-No está aprobada, pero tampoco un fracaso. Fue una gran prueba, pero creo que podrían haber tenido un poquito más de ambición. River, si no hubiera sido por Andrada, se hubiera clasificado a los octavos de final. Tuvieron temor de pasar vergüenza. Cuando se animaron, mostraron que podían complicar a sus rivales. Lo califico como una actuación regular. Poco ambiciosa, especulativa y con miedo a volver con la valija llena.
-Luis Enrique dice que los sudamericanos no tenemos que preocuparnos, que somos mejores que los europeos, pero a nivel clubes, Argentina quedó en deuda.
-Comparto sus palabras, también hubo elogios de (Vicente) Kompany y (Pep) Guardiola. Luis Enrique es una persona centrada, muy técnico, un hombre común que está en la función de director técnico y a mí su Barcelona me encantaba, para mí fue superior al de Pep, al de Kluivert... Sacó un beneficio propio y fue fantástico.
-Vos jugaste en una época en la que Independiente podía ganarle al Liverpool. De un cuarto de siglo para acá, parece un misión imposible vencer a un equipo europeo. ¿Cómo creés que puede achicarse esa distancia?
-Si me remonto a ese partido, sin tener la TV actualizada, salimos a jugar nuestro juego, lo ganamos contragolpeando. El Liverpool era el segundo equipo más ganador de Europa después del Real Madrid. Entonces, si le jugábamos palo a palo, era imposible por una cuestión física. Pensé que eso era lo que iban a hacer Boca y River con los europeos. Como hizo Riquelme contra Real Madrid. Creía que se podía lograr un resultado positivo. Con Benfica, Boca lo fue ganando, pero se notó la diferencia en el nivel físico. Son bichos, saben jugar, mejoraron mucho técnicamente, y en ese sentido ayudó el jugador latino. Puede haber sorpresas, como pasó con la eliminación del City en un partido impactante, pero también sucedió porque Al Hilal es un equipo con jugadores latinos.
-Los brasileños llegaron más lejos. ¿Cuánto tiene que ver el sistema de competencia de su liga y el poderío económico del país?
-Sin dudas, la competencia de Brasil es superior a la nuestra. Nosotros estamos inventando campeonatos todos los años. Tener 30 equipos en Primera es un disparate. Lo más lógico sería jugar dos torneos largos. Nos superan por el dinero. Y con todo lo que ha ganado en este Mundial de Clubes, Palmeiras es el gran candidato a conquistar la Libertadores. Lo económico hace una gran diferencia. Son las leyes de juego. Hay que retomar ese nivel, como en las décadas del '80 y '90. En mi segunda etapa, recuerdo una nota a (Karl) Rummenige. Algunos europeos estaban deseosos de venir a jugar a la Argentina.
-¿Cuál fue la mejor época de nuestro fútbol?
-Los '80, sin dudas. Por la calidad de los jugadores y los técnicos. Tenías a Alfredo Di Stéfano y Angel Labruna dirigiendo en Boca y River. Al Pato Pastoriza y al Coco Basile. A la escuela de Bilardo y Manera. El primer quinquenio de Independiente fue fantástico. Ni hablar los jugadores. River tenía a Fillol, Passarella, Jota Jota López, Alonso, Merlo y Luque. Boca a Trobbiani, el Chino Benítez, Mouzo y Perotti Y Diego, claro. Saltabas a Rosario y Newell's y Central tenían grandes futbolistas. Estudiantes, Ferro, Vélez... En individualidades, fue una época extraordinaria. Tuve la suerte de jugar en Independiente con Marangoni... Lo más parecido a su juego es el mayor socio de Messi en Barcelona: Sergio Busquets. Ahora, vivimos un presente diferente. A nivel sudamericano, el fútbol argentino es competitivo.
-¿La fábrica del fútbol argentino podrá producir más jugadores como Messi?
-La fábrica siempre va a seguir funcionando. Siempre salen estrellas, como Diego Maradona. En el arco también. Amadeo, Fillol, el Dibu, qué suerte que son de nuestro lado, te lo digo como rioplatense. Lamine Yamal está para grandes cosas, ¿quién iba a pensar que el Barca post Messi iba a lograr lo que está logrando? Perdió con Inter inmerecidamente en la Champions. Lo de la Masía es algo para copiar, para una clase de Deportes. Ver a Pedri, a Xavi, a Iniesta... Hay una matriz, y eso está perfecto. Hay que imitarlo.
-Un debate que se instaló en los últimos tiempos tiene que ver con las SAD, ¿qué opinión tenés sobre la incorporación de capitales privados en el fútbol?
-Funciona en la mejor liga del mundo que es la inglesa. Y allá sigo viendo que la gente va a la cancha, que siguen llenando los estadios, que venden camisetas. Entonces, ¿por qué no permitirlo? Si no me están quitando nada, no me cambian el nombre y me pueden hacen un estadio nuevo. ¿Cuál sería el problema que la cancha de Independiente se llame como una bebida de gaseosa Libertadores de América Ricardo Enrique Bochini? Fui al Hard Rock en Miami y es un estadio maravilloso. Las SAD pueden ser una gran solución y nos vamos a tener que aggiornar. Independiente seguirá siendo Independiente, con su escudo y su camiseta. Puede ser un gran beneficio.
-¿Y por qué creés que hay tanta resistencia?
-Hay muchos intereses económicos, internos y externos. Se metió la real política, lo que ha conformado un poco esta maldita grieta.
-Hablemos de tu especialidad. ¿Quién es el mejor arquero del mundo?
-Me quedé sorprendido por el nivel de (Manuel) Neuer. Lo vi en persona tiene una estampa tremenda. Pero por lo que refleja, mi arquero es el Dibu Martínez. Lo vi realizar cosas extraordinarias. Es completo saliendo del arco y puedo hablar porque es mi especialidad. En 2018 vi atajar a Armani y dije: 'la pucha, lo que es este arquero'. Pensé que había un techo. Pero Dibu hace todo bien. Juega bien con los pies, es fuerte, es seguro de manos, salva partidos, gana partidos... Es su momento, también el de Neuer, como en su momento fue el de (Lev) Yashin o (Ladislao) Mazurkiewicz. Lo analizo fríamente, sin pasión. Hoy es el mejor.
-¿Dibu superó a Fillol y a Pumpido? ¿También es el mejor arquero de la historia del fútbol argentino?
-No los superó, pero es su momento. Respeto mucho a tipos que dan la talla por haber jugado donde jugaron. ¿Como no escuchar a Nery Pumpido, campeón de todo? Ganó un Mundial con la Selección, la Libertadores y la Copa del Mundo con su equipo. A mí siempre me preguntaban por (Hugo) Gatti, pero yo no lo pongo en un top (sic) porque fue un showman del arco, un jugador que se calzó los guantes e hizo divertir mucho a la gente. A Amadeo lo vi poco. Tengo una gran admiración por un arquero argentino que pude ver en persona en una época en la que Mazurkiewicz se quebró una mano. Te hablo de Néstor Martín Errea. Era suplente de (Antonio) Roma en Boca y se fue a en Peñarol. Era un adelantado para la época. Después, atajó en Estudiantes. Fue un arquero fantástico.
-Nombraste a Estudiantes y llega al arco Fernando Mulsera, compatriota y colega. ¿Cómo analizás su momento?
-Viene de ser un ídolo del fútbol turco, tiene 38 años, no es una edad tan avanzada para un arquero. Le deseo lo mejor, trabajé mucho con él, tuvimos un parate y ahora voy a volver a estar a su lado. Le deseo lo mejor. Tenía para elegir a Peñarol o a Estudiantes. Eligió un equipo con tradición, copero, que tiene un gran técnico como Eduardo Domínguez.
-¿Qué te provoca Marcelo Bielsa en la Selección uruguaya?
-Comenzó con un proceso extraordinario. Le ganaba a todos, incluso a Argentina en la Bombonera y a Brasil, nada menos. Pero el periodismo fue muy desmedido. Post Copa América, Uruguay tuvo 16 bajas en su plantel, entre lesiones y suspensiones, y no hubo unificación de criterios. Jugó un tercer equipo de convocados. Eso generó algunos resultados negativos, pero el colchón de puntos que había conseguido previamente lo hizo clasificar. También se produjo un hecho muy frustrante. No era el momento para que Luis Suárez se retirara de la Selección. No le debe haber gustado mucho esa situación a Bielsa. Debió hacerlo en un partido homenaje no en las Eliminatorias.
-¿Cómo ves a Independiente? ¿Podrá recuperar el protagonismo?
-La elección de (Julio) Vaccari fue extraordinaria. El último período de pases fue justo, corto, pero perfecto. La incorporación de (Kevin) Lomónaco es sensacional. Es un jugador de Selección. Por su elegancia me hace acordar a (Franz) Beckenbauer, un líbero que va y llega en ataque. Valdez es un complemento ideal. (Alvaro) Angulo fue una sorpresa. (Felipe) Loyola, buena elección. (Gabriel( Avalos se está reencontrando con el gol. No va a pasar mucho tiempo para que logre un campeonato local.
-¿Y en el ámbito internacional? Si bien es cierto que ganó la Sudamericana 2010 y 2017, la última Libertadores la ganó con vos en la cancha.
-Independiente necesita sí o sí un campeonato local. La gente que lo está conduciendo parece seria. En la parte económica, ya no se escuchan tantos problemas. Y repito, me gusta Vaccari, su forma de expresarse, de trabajar.
-¿Cuál es el mejor equipo de Argentina?
-A mí me gusta muchísimo -no sé si es el mejor- el fútbol que despliega River. Argentinos también me gustó mucho. Y desde el orden táctico y la fibra, fue muy merecido el campeonato de Platense. De visitante les ganó a los grandes. Lo aprecié muchísimo, lo disfruté, me pasa como con Huracán, es un equipos simpático.
-¿Por qué no te dedicaste a la dirección técnica?
-Primero, no creo tener la capacidad de transmitir lo que yo veía. Tuve grandes técnicos, captaba todo lo que me decían, pero lo guardaba para mí. Y después, no comparto que haya que hacer un curso de entrenador para dirigir. Entiendo que debe ser por oferta y demada de acuerdo a tu trayectoria, a lo que generaste. Si me contrata una empresa y no sirvo, me despiden. No tengo porqué hacer un master, si ya lo hice jugando. Ayudé un poco Rafaela c0n Gaona y Noguera, que eran los arqueros de ese momento. Y dos chicos que jugaron en Boca y en River: (Ezequiel) Medrán y (Marcelo) Barovero, algo les pude dar para que absorbieran y me siento orgulloso. Después, ellos pusieron sus cuerpos, sus manos y triunfaron. Tuve ofertas para dirigir, pero el hecho de no ser técnico recibido me relegó. No me gustaría que firme otro la planilla y yo dirija desde atrás. Sería hacer trampa. Además, había dado mi palabra para trabajar en Reusch.
-No es poca cosa respetar la palabras en tiempos en los que los jugadores y técnicos se van sin reparar en los contratos.
-Lo vivo día a día. Tengo un staff de 100 arqueros. Y te puedo asegurar que yo sé con quién tengo que firmar un contrato y con quién vale la palabra. M e gusta más charlar con el jugador que con el representante. Sin darte nombres, tengo entre diez y doce arqueros top con los que solamente me tengo que arreglar con la mirada. No hace falta firmar ningún papel.
-El puesto cambió, ¿qué observás del arquero moderno y el entrenamiento específico? Alguna vez recomendaste jugar al básquet.
-El entrenamiento de arquero tiene mucha cosmética. A mí no me ayuda una pelotita de tenis o una ovalada. Durante la semana tiene que haber ejercicios que te ayuden a encarar el partido del domingo. Cuando me enfrentaban Batistuta, Maradona o Latorre, no daba una vuelta carnero. Hay otros ejercicios que son maravillosos. De reacción, por ejemplo. Tienen que salir mejor. Los técnicos tienen que hacer una práctica y patearles centros, que se luzcan. Antes el balón se movía más, ahora no tanto. Y tienen un producto que les permite agarrar la pelota llueve, truene o haya sol. Si se puede hacer el movimiento de rechazar con los puños, también se puede agarrar la pelota. Hoy se dan muchos rebotes y eso facilita el trabajo del delantero, no del arquero.
Viernes, 11 de julio de 2025