La administración capitalina, luego de tres intimaciones, avanzó y demolió la construcción que supo oficiar de cantina, también retiraron alambrados. En el segmento recuperado se abrió una calle para facilitar el tránsito vehicular de los bañistas.
El balneario público de Molina Punta fue escenario, desde 2006, de constantes gestiones municipales (tres administraciones se sucedieron desde ese año) para sacar a una mujer que se había adueñado de un predio lindante a la playa.
Ayer, desde la Comuna difundieron que tras tres intimaciones, funcionarios del Municipio capitalino demolieron parte de la construcción ilegal y quitaron alambrados frente al balneario.
En el segmento recuperado indicaron que se abrió una calle para facilitar el tránsito vehicular de los bañistas que asistan al citado arenal.
La superficie que se sumó al espacio público consta de 27 metros de frente por 25 metros de fondo.
El titular del Servicio Jurídico Municipal, Justo Pío Sierra, explicó que “estamos ejerciendo la potestad que nos delega la Constitución y la Carta Orgánica Municipal para despejar y recuperar espacios públicos que son de todos los vecinos”.
Aclaró que la medida “no es persecutoria, lo que pretendemos es que la Municipalidad actúe de acuerdo a la Ley y que el predio vuelva a ser de dominio público y beneficie a todos los ocasionales bañistas”.
En el operativo trabajaron varias áreas como la Secretaría de Planeamiento Urbano, la Secretaría de Ambiente, la Escribanía Municipal, la Dirección de Playas y la Dirección de Parques y Paseos.
De vieja data
Esta coyuntura de usurpación de ese espacio costero fue publicado por este medio hace 8 años. En ese entonces, según señalaban las fuentes, para tener el beneficio de ingresar al balneario público y disfrutar de una jornada a orillas del Paraná en cualquier mes del año, se debía pagar una suma que se inició en dos pesos y fue aumentando año a año.
Esta comercialización, según se especificó, la llevó a cabo la persona que tuvo la concesión desde 1999 hasta 2006, y desde entonces se instaló en la construcción ilegal, recientemente sumida a escombros. La usurpadora logró hacerse de un permiso transitorio para explotar comercialmente la cantina y los baños del balneario. Esto le valió innumerables denuncias por parte de vecinos y hasta vendedores ambulantes, a quienes les habría prohibido el ingreso, valiéndose según lo explicitado- de muy malos modales.
Jueves, 23 de enero de 2014