Si bien el clima permanece inestable durante las últimas semanas, el 26 de abril se registró una tormenta que produjo inundaciones de campos, sumado a la liberación de agua de algunas arroceras. Unas 20 familias, en total, son las afectadas y durante estos días recibieron ayuda municipal, provincial y nacional. Las pequeñas producciones se perdieron en su totalidad.
El viernes 26 de abril una fuerte tormenta registrada en Tatacuá, departamento de Concepción, afectó principalmente a la zona rural y a parajes como Batel y Yuruy, los que aún permanecen anegados y sólo se puede acceder a ellos en canoa o a caballo. El agua no escurre debido a que los esteros se ven afectados por la intervención de arroceras. Unas 20 familias recibieron asistencia por parte del Municipio, la Provincia y la Nación.
Al respecto, la intendente, Ana Cortegoso, dijo a El Litoral que “estamos inundados en el Batel y en el Yuruy, con 8 familias damnificadas en el primero, y 12 en el segundo, las que se encuentran prácticamente aisladas”. Según destacó la jefa comunal, en ningún momento las personas fueron evacuadas. En este sentido, recordó que “el mismo viernes (26 de abril) que fue tan feo, fuimos en canoa y piragua hasta el Yuruy y al Batel llegamos caminando. Les ofrecimos salir porque teníamos preparadas dos escuelas, además de comida, pero no quisieron irse, entonces se les ayudó con alimentos”. Los pobladores decidieron no abandonar sus casas por seguridad y por temor a perder sus pertenencias.
El acceso y egreso es el principal inconveniente por estos días, debido a a la cantidad de agua estancada. “Al Yuruy se puede llegar en canoa y en el Batel el agua está a la altura de la cintura. La única forma de salir es en canoa o a caballo”, precisó Cortegoso. Explicó luego que “las casas están rodeadas de agua, adentro no hay, pero una vecina tenía sus chanchos todos mojados”.
En cuanto a la asistencia brindada, la funcionaria indicó que “estamos en permanente contacto con las familias y están bien, de igual modo recibieron ayuda. La Provincia vino a hacer el relevamiento y a los 10 días les trajeron colchones, frazadas y otros elementos”. Después añadió: “La Nación está colaborando con el envío de bolsas de alimento balanceado y les viene bien a los productores”.
Esta coyuntura presenta dos aspectos, uno positivo y otro negativo. Por un lado el empeño y virtudes de los pobladores para afrontar la situación y, por otro, las pérdidas en materia productiva y económica.
“La gente del Batel es muy autosuficiente. Son chacareros verdaderos, de toda la vida y si vienen al Municipio es porque realmente necesitan ayuda”, sostuvo la Intendente.
En cuanto a los daños en la zona agraria, informó que “las producciones se perdieron en su totalidad. El que tenía una huertita o una chacrita perdió todo”. Las plantaciones de la zona se caracterizan por ser de mandioca y batata, y “es para autoconsumo y una porción venta”, señaló.
Panorama
La inundación persiste, según expresó la Intendente, “porque el Batel no escurre, es una zona de esteros, pero lo que agrava la situación es que los arroceros hicieron terraplenes”.
En este sentido, manifestó que “por naturaleza, el Batel siempre desemboca en el río Corriente, pero los arroceros hicieron embalsados y cuando llueve apenas escurre. Entonces, el estero en lugar de correr hacia el lado del Santa Lucía, avanza sobre Tatacuá”.
En vistas de revertir los inconvenientes o mitigar los impactos, la Intendente comentó: “Hablé con el administrador de una de las arroceras y fui muy buen atendida y me explicó que por culpa de las inundaciones ellos también habían perdido muchas hectáreas”. Agregó que “les plantee la situación y les pedí por favor que dejen de tirar el agua para este lado, porque ellos necesitaban desagotar para poder cosechar y al hacer correr el agua, sumado a que el Batel no escurre por las lluvias, estamos desbordados”. Después de esa charla, “a los dos días, dejaron de hacer pasar el agua, cortaron las bombas”, aseveró la funcionaria.
Jueves, 23 de mayo de 2013