Tras una noche de black ties mojados en La Croisette, las tradicionales luces de los fuegos artificiales algo huemedecidos y una alfombra roja que llueva o truene sale o sale, Cannes se impone a las inclemencias del tiempo con nuevas películas.Después de que Berenice Bejo, Cindy Crawford, Brian de Palma, Freida Pinto, Asghar Farhadi, Hugh Laurie, Jean-Pierre Marielle, Julianne Moore, Michel Piccoli, Audrey Tatou, Paz Vega y Emma Watson, entre otros, hicieran su aparición en la gala, el festival levanta vuelo.Y si levanta vuelo también es por la presencia de títulos más significativos que el de la competencia de ayer, el mexicano "Heli", que no pareció sorprender a la crítica acreditada sino todo lo contrario, más allá de algunas opiniones favorables.
La segunda jornada del festival estuvo puesta en temas relacionados con la transición de la adolescencia a una primera madurez, cada vez menos clara en coincidencia con los tiempos que corren, pero fuera de la moral convencional, observados por un hombre y una mujer talentosos.
En las dos, además, está presente el tema de la transgresión y el uso de las redes sociales a través de Internet para lograr un propósito.
Una de las miradas proviene de Europa y la otra de Estados Unidos, las dos de cineastas que se caracterizan por su libertad creativa, un interesante juego de ángulos de puesta de cámara frente a espejos, ofrecida por los programadores del festival, que debe ser aplaudido.
Por un lado "Jeune & Jolie", la última nueva propuesta del siempre polémico Francoise Ozon, que esta vez volvió por sus fueros más provocativos al exponer aquí por primera vez y como lo viene haciendo desde el comienzo de su carrera, un filme desafiante, audaz, que insiste en radiografiar el universo de la mujer, que tuvo su premiere mundial hoy en la Competencia Oficial del certamen.
En "Jeune & Jolie" ("Joven y hermosa"), el director de títulos tan movilizantes como "8 mujeres", "Tiempo de vivir" y hasta su versión de la pieza "Potiche-Mujeres al poder", hace un retrato de una joven en trance de la adolescencia a la madurez a través de cuatro momentos clave, y cuatro canciones, fiel a la audacia que le dio fama internacional.
Isabelle, la protagonista de la cinta, se prostituye y para Ozon se trata de una cuestión de poder frente a los límites, como un medio de expresarse a través de la identidad sexual, una sexualidad que, finalmente, puede estar conectada con los sentimientos.
"No lo hace para sobrevivir o pagar sus estudios como podría suponerse, sino por algo más profundo. Podría drogarse o caer en la anorexia, pero lo esencial es que se trata de su secreto prohibido, clandestino", aseguró el cineasta en la conferencia de prensa posterior a la primera exhibición de la película.
"Generalmente, el cine de todo el mundo idealiza la adolescencia, se la ensalza exageradamente. Conservo un recuerdo más bien doloroso y difícil de mi propia adolescencia. Tenía ganas de abordar el tema en perspectiva, y hacerlo de una forma diferente”, dijo Ozon ante la prensa.
La película analiza el personaje de Isabelle fuera de lo moral, lo hace como un entomólogo que quiere descubrir algo más de su sexualidad más allá de los parámetros convencionales, y eso es lo que lo hace más atractivo: el romper con lo que la sociedad estableció como bueno o malo, un genuino transgresor.
Y si lo consigue no solo es a través del lenguaje del cine, que maneja con indudable talento, sino a partir de actuaciones memorables, como las de la hermosa modelo Marine Vacht en el rol de Isabelle, de Geraldine Pailhas como su madre, y también de Fréderic Pierrot, Johan Leysen y la participación de Charlotte Rampling.
También transgresora es Sofia Coppola, que a los 42 años es por mérito propio, una de las más interesantes cineastas del cine estadounidense actual, capaz de obras tan interesantes, parecidas y diferentes como "Las vírgenes suicidas", "Perdidos en Tokio" y "Somewhere-En un rincón del corazón".
En "The Bling Ring", que abrió hoy la sección oficial Una Cierta Mirada, Coppola toma una historia verdadera hecha pública recientemente.
La de una banda de adolescentes tardíos de Los Angeles, de buen pasar pero tremenda necesidad de estar cerca de la fama y el glamour, que recurriendo a las redes sociales, lograron invadir las casas de famosos y llevarse algunos bienes.
Es el caso de Paris Hilton y Lindsay Lohan, por ejemplo, que fueron saqueadas en joyas, vestidos y objetos valiosos por alrededor de tres millones de dólares, por una banda informal de siete chicas de buen nivel social, como Alexis Neiers, habitués del Hollywood Boulevard, que la revista Vanity Fair bautizó como "Bling Ring".
Sofia Coppola pega nuevamente fuerte, no solo por la historia, la forma de hacerle frente, y cada personaje, sino por el lenguaje al que recurre, nada convencional para este tipo de propuestas "en caliente" que de vez en cuando enfrenta el cine estadounidense actual.
Coppola, lo reconoce, encara el tema desde la empatía, sin abrir juicios sobre estos adolescentes que están a punto de dejar de serlo pero, es evidente, están algo confusos, y transgreden de una forma que no puede ni deber se considerada grave.
Aquí también hay trabajos sobresalientes de Emma Watson, la bailarina a go-gó protagonista, Israel Broussard, Katie Chang, Taissa Farmiga, Claire Julien, todos en la conferencia de prensa y en perfecta sincronía con la idea de la autora, responsable de un filme muy vertiginoso, donde pueden verse los placares de París Hilton (y a ella misma), gozar de las excelentes imágenes registradas por Harris Savides y escucharse temas de Sleigh Bells y Azealia Banks, entre muchos otros.
Viernes, 17 de mayo de 2013