Schiavi tuvo su gran ovación en la Bombonera, en su último partido, y terminó a puro llanto. Sus compañeros le hicieron el típico pasillo al salir, lo saludaron entre todos al final y jugó con una camiseta con número dorado. "Estoy muy emocionado", tiró.
Le hicieron el pasillo, como pasa en España con los campeones. El Flaco Schiavi fue el último en salir a la cancha y sus compañeros le armaron un pasillo merecido, en su último partido con la azul y oro. Hubo banderas en la Bombonera, hubo cantos, el típico “olé, olé, olé, Flaco, Flaco”. Y el central, símbolo y caudillo, ganador de tantos titulos en el club, se llevó una mano al corazón demostrando su reciprocidad con los hinchas. Emotivo lo de Rolando, quien también se abrazó con Palermo, el otro homenajeado en su vuelta a ese templo que tantos goles le vio festejar.
“Es la última, estoy muy emocionado pero bueno, se termina”, dijo el Flaco antes de su último partido. “Me emocioné mucho”, dijo. Y cuando le preguntaron por ese número dorado que tenía en la espalda, comentó con una sonrisa que “me lo merezco”. ¿Futuro en China? “No”, tiró primero, “no sé”, cerró, abriendo la puerta a irse al equipo de Batista en vez de sumarse ya al cuerpo técnico de Palermo. El final fue a pura lágrima, con la ronda de jugadores de Boca abrazándolo y la Bombonera cayéndose abajo para ovacionarlo: "El saludo de la gente vale muchísimo", dijo llorando.
Debutó a los 28 años, un 7 de agosto de 2001 en Roma, y mostró carácter. Jugó 253 partidos con esta camiseta, la que siente desde chiquito, por la que sufría en Lincoln, con dos etapas distintas. Y ganó nada menos que nueve títulos, incluida la Intercontinental 2003. Se va un duro, un ganador que tuvo su gran ovación.
Sábado, 8 de diciembre de 2012