El pequeño de dos años que espera por un corazón en la sala de Terapia Intensiva del Hospital Garraham, atraviesa momentos críticos. Los médicos analizan una de las últimas posibilidades, la de conectarlo a una máquina.



Su familia espera la llegada de un órgano, lo que le permitiría al pequeño seguir viviendo, pero aunque está primero en la lista nacional y segundo en la lista de Sudamérica, el corazón para Renzo no llega y cada segundo cuenta.

Haroldo Salvatore, su papá, comentó que mañana se reúne un equipo médico del hospital para decidir si conectarlo o no a un corazón artificial, lo que reduce sus posibilidades de vivir.

“El quiere jugar igual pero se cansa muy rápido, no levanta buena temperatura y está muy pálido, la cardióloga quiere prolongar todo lo posible, pero su corazón ya está muy agotado, estamos en las últimas instancias”, relató. Además, recordó que de conectarlo a una máquina, “tendría una cantidad de defectos de coagulación y no las mismas chances de sobrevivir que un trasplante de un donante”.

Miércoles, 10 de octubre de 2012