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De qué manera afecta al cerebro estar tantas horas en Internet
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Lunes, 17 de septiembre de 2012

Especialistas investigaron cómo el sistema neurológico se ve afectado por la exposición a la Web. Es lógico suponer que exponerse determinada cantidad de horas por día a estar frente a un monitor en Internet, puede cambiar nuestro sistema neurológico.

El cerebro es muy neuroplástico, lo que significa que la experiencia externa da forma a nuestras estructuras y funciones neuronales. Pero la forma en que la Web induce a estos cambios todavía es un misterio.

Aproximarse a esa incógnita es lo que intentó Nicholas Carr, autor de The Shallows: What the Internet Is Doing to Our Brains. La relación que tenemos con Internet es de mayor interacción comparada con la relación que tengamos con cualquier otro medio tecnológico, simplemente, permanecemos online realizando tareas intelectuales y personales por mayor cantidad de tiempo. Lo que sabemos del cerebro es que es muy eficaz en la adaptación a la forma en que lo usamos. Cuando utilizamos una herramienta como Internet con tanta frecuencia, nuestro cerebro se adapta.

El ambiente y nuestro entorno le da forma a quién somos y cómo pensamos. Hay un mecanismo de retroalimentación constante, una danza compleja entre el mundo externo y nuestros pensamientos. Todas nuestras experiencias – incluso a través de Internet – cambian la estructura física y el funcionamiento de nuestro cerebro. Y esto resulta más evidente en los períodos más sensibles de nuestro desarrollo.

La etapa más importante del desarrollo del cerebro es en los primeros 20 años de vida, ya que es la edad en la que estamos expuestos a diferentes tipos de experiencias y a diferentes tipos de estímulos que determinarán una gran cantidad de procesos cognitivos. Es preocupante que nuestro empecinamiento en el uso de dispositivos informáticos y de dispositivos de red comience desde edades tan tempranas, esto puede resultar en la merma de esa diversidad de experiencias.

Por otro lado, existen nociones de que la cultura moderna de Google, junto con las redes sociales y videojuegos, aumentan nuestra diversidad de experiencias, pero Nicholas Carr sostiene que la profundidad del pensamiento crítico, el pensamiento conceptual, e incluso el pensamiento creativo, no se desarrollan en procesos pasivos. La información no sólo entra y se pega. Se necesita tiempo para que las nuevas ideas se conecten con las viejas ideas, para así formar una rica red de asociaciones de crecimiento.

Si nuestro cerebro está constantemente distraído y continuamente recibe nueva información, nunca podrá recopilar ninguna pieza de información existente en la memoria de trabajo. Debido a que la capacidad es muy reducida, con el fin de crear espacio para la nueva información que estamos recibiendo, tenemos que deshacernos de algo que está ahí.



Las experiencias que obtenemos a través de Internet son sin duda atractivas y muchos de nosotros llegamos a tener comportamientos casi compulsivos en nuestra necesidad de revisar pantallas, pero lo que provocamos es que, a través de este proceso de sobrecarga cognitiva, literalmente, de sobrecarga de la memoria de trabajo, impedimos al cerebro tejer la información en conocimiento.


Lunes, 17 de septiembre de 2012

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