Más allá de los problemas con el vuelto de las monedas de las máquinas expendedoras, según los usuarios el abono con este medio de pago acarrea otro tipo de complicaciones que de una u otra manera implica que paguen una tarifa paralela a la establecida.
En ese marco, Roxina, una estudiante, comentó a EL LIBERTADOR que "siempre termino pagando demás, ya que cuando uso monedas no sé si porque las coloco juntas, la máquina no reconoce el pago, por lo que tengo que volver a introducirlas", a lo que agregó "y casi siempre me pasa que si coloqué 2, 70 pesos, la devolución es de 1, 80 o sólo dos".
La joven explicó que en más de una ocasión "tenía las monedas justas", por lo que tuvo que bajarse de la unidad y regresar a su casa por más dinero.
La complicación se localiza en que al introducir las monedas la máquina no reconoce el pago por lo que las devuelve, pero en un monto menor al introducido.
"Lo que me pasa seguido es que me come las monedas, así que termino pagando más de 2, 70 pesos", agregó Roxina, que resignada dijo: "A lo que estoy acostumbrada es a que no me devuelva los 30 o cinco centavos".
FALLA EN LAS
LECTORAS
Entre los pasajeros que esperaban sus respectivos colectivos en el puerto de la ciudad, una vecina del barrio Molina Punta comentó que "con las tarjetas hay los mismos problemas que con las monedas, porque varias veces me pasó que las máquinas no leen la tarjeta y terminé pagando dos veces", lo que no está permitido según una medida autosatisfactiva presentada desde la Asociación de Usuarios de Corrientes.
Otro de los problemas que manifestó es que "muchas veces el cobro se produce en la máquina expendedora, pero no entrega vuelto, así que no hay algo que compruebe el pago".
La mujer señaló que la complicación no acarrea muchos conflictos, ya que "por lo general me sucede a la tarde, horario en que los inspectores en mi línea ya no controlan".
El problema que suscita más complicaciones es "el bloqueo de las máquinas", añadió, ya que explicó que en cada servicio de las 5.30 no puede efectuar el pago del boleto "porque las máquinas no están habilitadas", aseguró.
En ese marco, ella como el resto de los pasajeros intentan estar pendientes para abonar el pasaje "sin que el chofer lo indique", manifestó, por lo que en más de una ocasión "a alguien se le olvida y el conductor lo trata de mala manera si se da cuenta que no pagó, así que el viaje es una intranquilidad hasta que se puede abonar", aseguró.
Las intranquilidades se extienden a los usuarios que utilizan los plásticos porque estos dejan de funcionar. Así es que a más de uno le sucedió que al subir al colectivo e intentar pagar el pasaje, la lectora no reconoció la tarjeta pese a tener carga.
"No sé si la tarjeta deja de funcionar porque los pasajeros lo colocan en algún lado que no corresponde", señaló un vecino que agregó "en esos casos, se dirigen a la oficina de Ersa donde hacen los reclamos, pero la solución es que compren una nueva tarjeta".
Lunes, 17 de septiembre de 2012