Jueves, 10 de Julio de 2025
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CUANDO UN TECNICO NO PUEDE NO PUEDE
Almeyda se empató el partido en la previa por negligente a la hora de armar el banco de suplentes sin defensores
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Lunes, 10 de septiembre de 2012

Matías Almeyda sigue dando muestras de su paupérrimo nivel como entrenador con un hecho casi sin precedentes: Cirigliano, Aguirre, Ledesma y Lanzini (con otras características) dejaron sin lugar en el banco a cualquier defensor. Por el lado de Sánchez (no es culpable) River perdió dos puntos.



Pintaba para el ocaso luego del gol de Newell's, pero lo mejor de River en largo tiempo, de la mano de Mora, Trezeguet, Funes Mori y compañía, nos pusimos arriba. Pero con la lesión de Mercado, el entrenador que nos merecemos, tuvo que cambiar todo para quemar a Sánchez (de buen partido como "8") tras la lesión del ex Racing y el horror ga-rra-fal de improvisar el resto del partido.



Cuando en el banco solamente había cinco jugadores los técnicos lo armaban de la siguiente manera: un arquero, un defensor, un volante defensivo, uno ofensivo y un delantero. Si con dos suplentes menos lo confeccionaban de esa manera, no se puede creer que Almeyda lo haya armado así sin defensores.


Estábamos para la fiesta. Volvió Trezeguet al gol y el uruguayo Mora les pintó la cara con un gol de antología. Heinze todavía lo debe estar buscando. Lo quiso guapear, pero Mora se la clavó y le mostró los dientes. Lo bailó para un lado y para el otro. El equipo se comió un gol tras otro, pero había una sentencia decretada desde el vamos: si echaban a algún defensor (Bottinelli estuvo cerca) o si se lesionaba alguno, tendríamos que desarmar todo.


Y así fue.


Una lástima. Para amargarse bien amargado.


Y sigue el estigma de conseguir una victoria monumental en casa. El tema es que River entusiasmó e ilusionó. Pero esta situación genera una duda temible: por un lado está todo lo bueno que se puede entregar; pero por el otro sabemos que en el banco tenemos un técnico que siempre se equivoca.


En cambio, no tenemos ningún defensor.


Y así, por errores propios más que por virtudes ajenas (las de Newell's) dejamos pasar dos puntos. Con un triunfo, ya nos empezábamos a "olvidar" de los promedios y nos animábamos a ilusionarnos para pelear arriba.

Obvio... Si tuviéramos un técnico.



Lunes, 10 de septiembre de 2012

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