Durante el invierno los cambios bruscos de temperatura sensibilizan la piel, especialmente la que está más expuesta a las inclemencias del clima, como la del rostro, los labios y las manos. El viento y el exceso de frío o de calor por la calefacción en ambientes cerrados son factores que influyen notablemente en nuestra piel. El paso de un lugar calefaccionado al frío es inevitable en invierno, pero sumamente dañino, ya que produce una mayor pérdida de agua en la piel, por lo que muchas veces se ve deshidratada, enrojecida y reseca.



Sin ponerse coloradas Estos cambios del medio ambiente merecen darle a la piel un cuidado y tratamiento especial. Si luce enrojecida y reseca es conveniente optar por productos específicos para pieles sensibles, y no olvidar seguir minuciosamente el ritual de cuidados paso por paso. “Nunca hay que olvidar la limpieza de la piel, sin importar si una se ha maquillado o no, ya que hay impurezas de la contaminación ambiental que se van instalando en el rostro a lo largo del día, y si no las retiramos pueden generar sustancias irritantes para la piel. Esto genera una mayor sensibilidad, que puede inducir a una mayor deshidratación y sequedad del rostro”, explica la farmacéutica Mariana Boggione, responsable de comunicación científica de La Roche-Posay. A la hora de elegir una crema hidratante, debemos asegurarnos que sea hipoalergénica y si vamos a comprarla podemos pedir probara en la farmacia para ver si se siente confortable sobre la piel. Hay veces que con la crema comúnmente usada no basta. La especialista indica que “cuando la piel comienza con enrojecimientos, irritación, tirantez o en casos extremos ardor, se debe optar por un tratamiento especial que ayude a compensar esta pérdida de hidratación”. Probablemente necesitemos una crema específica para pieles sensibles. Y si a lo largo del día se siente molesta y tirante, un secreto para el confort es rociarla con agua termal para calmarla. Los labios también se ven perjudicados con el frío. “Se agrietan con mayor facilidad”, puntualiza Boggione. Para ello, es imprescindible tener siempre a mano un bálsamo hidratante, al igual que una crema de manos, ya que también sufren y se resecan con más facilidad durante el invierno. Otro dato importante es mantener la hidratación por dentro, consumiendo un mínimo de 2 litros de agua al día.


Lunes, 6 de agosto de 2012