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HUGH LAURIE
“La experiencia de hacer Dr. House fue extraordinaria”
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Lunes, 21 de mayo de 2012

Hugh Laurie, el famosísimo Dr House de la serie homónima de FOX que en Argentina transmite Universal habló con diario perfil instantes antes de que llegue su fin en Estados Unidos el 21 de mayo (aquí, recién el 21 de junio empieza la octava y última temporada).



El actor se estará presentando en nuestro país en su rol de músico en el marco del Personal Pop Festival (8 y 9 de junio en el Luna Park, y 10 de junio en el Teatro Metropolitano de Rosario, presentando su álbum Let Them Talk).

“Dr. House generó libros, filosofías, copias, fanáticos. Fueron ocho años de la serie, todos sabemos cuán hondo caló este querible mal bicho. Es más, House me diría que no estoy convencionalmente calificado para tocar la música que toco.

Y menos que menos hacerlo en vivo. Sé quién soy: un inglés de clase media que se hizo un nombre en su país como actor de comedia y devino famoso en una serie americana. No soy el prospecto más canchero de cómo pegarla en la música. Es más factible que la aguja se encuentre a sí misma en el pajar que el hecho de que un hombre rico haga un disco de blues”, expresa Laurie.

—”Dr. House” ya es un hecho del pasado para vos, ya que filmaste el capítulo final a principios de abril. ¿Qué fue lo peor de ser House tanto dentro como fuera de la televisión?
—La experiencia de hacer una serie como Dr. House fue algo extraordinario. Me abrió tantas puertas, en tantos sentidos. Algunas que no deberían abrirse incluso. El trabajo en House era mucho, muchísimo, y hacerlo durante ocho años fue un placer: hay muy pocas cosas en la vida que uno disfrute tanto como para hacerlas durante 16 horas por día, durante una semana, durante ocho años. Incluyendo en esa lista el sexo y comer. Sobre todo si ese trabajo implica estar meses lejos de tu familia. Pero llega un punto en que no te agota tanto el personaje, sino la rutina laboral. Aun así, jamás hubiera tenido, por ejemplo, la oportunidad de hacer un disco si no hubiera sido House. Puedo haber roto la regla cardinal de “el actor no canta, el cantante no actúa” (aunque ésa ya está bastante rota) en el camino. Ninguna compañía de discos habría venido a buscarme para hacer un disco si no hubiera sido Dr. House. Sería muy horrible pensar en las cosas que no me gustaron de ser House. No se lo merece por todo lo que me dio.
—¿Hacer blues es una reacción a House? ¿O viene todo en el mismo paquete?
—Puede ser. Cuando actúo, siempre, pero sobre todo con Dr. House, que es tan hiperconsciente (o era, perdón) de todo, yo mismo me pongo extremadamente consciente de cada uno de mis gestos, de mis pausas, de cada movimiento que hago. Pienso: “Poné la ceja derecha en el exacto mismo lugar donde estaba, girá a la derecha”. De una forma en extremo consciente adopto al personaje. Pero cuando toco música, esa tensión de House o de cualquier otro personaje se desactiva: sólo cierro los ojos y dejo que las cosas pasen, que salgan a medida que van apareciendo.
—¿Qué fue esencial sobre interpretar a un personaje que quedo tan marcado en el imaginario popular?
—Fue todo un desafío el intentar (y lograr) hacerle justicia al personaje y todo su problema en torno a sus dolores crónicos y a su relación de dependencia con las drogas. Hoy, que ya no tengo que pelear mi contrato, puedo decir que lo hubiera hecho gratis. Fue un regalo del cielo. Pero, volviendo al personaje, si mi vida colgara de un hilo, iría a un buen doctor antes que a un doctor amable. La amabilidad es algo lindo, pero si lo que está en juego son vidas, entonces querés al mejor.
—¿Qué pensás que enganchó a la gente con este personaje?
—Creo que la audiencia se da cuenta, siente, disfruta esa especie de licencia “todo vale” que me daba interpretar al personaje. Me parece que la televisión es el mejor lugar para House. En el mundo real estaría en la cárcel o alguien le habría bajado todos los dientes, pero en la televisión hay cierto alivio en ver a alguien decir lo que otros creen indecible. Pero no ha sido fácil. Fue un gran desafío. Nunca había trabajo tan duro en mi vida. Tenía que estar en un estudio oscuro y sin ventanas 18 horas diarias. No salía. Cuando llegaba a casa comía espagueti de un envase de plástico y me desmayaba de sueño. Esa fue mi vida durante Dr. House. Y, obvio, lo difícil, lo tremendamente difícil que fue estar lejos de mis hijos y de mi mujer.
—Fuiste dirigido un par de veces en “Dr. House” por el argentino Juan José Campanella ¿Qué recuerdos tenés de él?
—Antes que nada, es un caballero. Siempre fue y será un gran placer trabajar con él. Ha colaborado en muchos de los episodios de Dr. House y queríamos que estuviera en la última temporada, pero no pudo. Estábamos muy excitados con su nominación al Oscar y nos puso muy contentos (somos una pandilla bastante unida) cuando ganó el premio de la Academia.
—¿Te da miedo tu futuro ahora que “Dr. House”, al menos para vos, ha terminado?
—La verdad es que en estos momentos estoy tan subido en el vértigo que me da la experiencia de tocar, de crear canciones, que creo que la música es el sitio donde me gustaría pasar más tiempo y gastar más energía. Así que por ahora tengo mucha más gira, mucho más sentarnos a tocar, mucho más estudio y mucho más comer fideos de envases de plástico con los músicos que me acompañan.
—¿Y el final?
—Yo siempre quise que House se fuera con una explosión antes que llorando. Es su naturaleza. Es alguien que simplemente no sabe ser feliz. Es todo lo que voy a decir.
—¿Qué diferencias ves hoy entre la televisión americana y la inglesa?
—En la televisión inglesa siempre me ha tocado interpretar a gente estúpida. Los guionistas americanos suelen escribir sobre gente inteligente. Es lo que hacen. Escriben sobre gente a la que admiran. En Inglaterra solemos escribir acerca de gente que no admiramos. Aunque hay que decirlo, como personaje, House tiene sus momentos estúpidos. Hay una pulsión muy adolescente en el personaje, que a mí siempre me atrajo. Una de las cosas más interesantes de hacer House es que la audiencia americana que uno supondría se inclinaría por la parte más sentimental del programa se fascinó con la parte brutalmente cínica y agresiva. Aunque, siendo sincero, el show lo pensaron unos canadienses.
—¿Qué te da la música que no te da la actuación?
—El asunto de la música es imbatible. Si pudiera, si tuviera esa suerte de que me den la oportunidad de seguir haciéndolo y seguir creciendo en esto, la abrazaría con fuerza, porque me ha generado un increíble placer. Pero el entretenimiento no existe para gratificar al que entretiene. Tiene que haber una audiencia. Espero que la gente disfrute los shows en vivo que estoy haciendo tanto como yo. Pero yo, por mi cuenta, me estoy divirtiendo como nunca.


Lunes, 21 de mayo de 2012

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