A solo un año del próximo Mundial, el presidente comienza a entender lo que el "soccer" significa y quiere aprovechar la oportunidad en el próximo evento de impacto planetario y también local, como hizo este domingo en New Jersey.
Allí estaba, en el medio de la cancha, pegado al capitán del Chelsea, el equipo que acababa de ganar el Mundial de Clubes en la final contra el Paris Saint-Germain. El presidente Donald Trump festejaba el domingo en el césped del inmenso estadio Met Life de New Jersey, colmado de fans, y no se iba del escenario en el círculo central mientras era captado por las cámaras del mundo con el puño en alto. Se quedó al lado de los jugadores cuando levantaban la copa y el confeti y las bengalas ascendían por el aire.
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, lo invitaba con ademanes a salir de escena, pero no. Ya había entregado las medallas y la copa, pero no: al presidente de los Estados Unidos se lo veía feliz por su rol protagónico en el torneo de clubes que acaba de finalizar y que es la antesala para el Mundial del año que viene que se organizará en este país, México y Canadá.
A solo un año de la nueva cita, el jefe de la Casa Blanca comienza a entender lo que el fútbol (soccer, le dicen aquí) significa y quiere aprovechar la oportunidad política en el próximo evento de impacto planetario y también local, en un país donde paradójicamente se prohíbe la entrada a extranjeros de algunos países, se restringen visas de ingreso y es hostil con los propios inmigrantes que viven en el territorio.
“Trump no suele participar activamente en estos eventos, pero siempre intenta atribuirse el mérito de todo lo que es popular”, dijo a Clarín Stefan Szymanski, profesor de Gestión Deportiva en la Universidad de Michigan.
“Tuvo una participación limitada en la adjudicación de la competición a Estados Unidos en 2017, durante su primer mandato, pero hoy entiende que el fútbol es el deporte más popular del mundo y que puede beneficiarse de ser el anfitrión”, agrega.
Y resalta un dato clave de cara a los comicios legislativos de noviembre del año que viene: “El próximo verano (en Estados Unidos) es importante, porque el ánimo del país influye en las elecciones intermedias y el control del Congreso. Están las celebraciones del 250 aniversario (de la independencia estadounidense, el 4 de julio), y Trump querrá un Mundial exitoso para acompañarlas”.
Trump estuvo en el palco con su esposa Melania al lado de Infantino, que se ha convertido en alguien de su confianza y ha estado a su lado más que cualquier otro líder mundial. El jefe del máximo organismo del fútbol, que necesita una relación fluida con Trump, ha visitado Mar-a-Lago, ha viajado con él a Arabia Saudita y Qatar y, en un gesto más que simbólico, la semana pasada abrió una nueva oficina de la FIFA en la Torre Trump en Manhattan.
El presidente fue aplaudido y muchos cantaron “¡USA,USA!” cuando lo enfocaban. Pero también recibió abucheos por parte del público, aunque para el experto Szymanski, los silbidos no importan demasiado al magnate. “Los estadounidenses están totalmente divididos con respecto a él, y esto no ha cambiado la opinión de nadie. Pero pase lo que pase, el objetivo de Trump es ser siempre el centro de atención”.
El Mundial del próximo año tiene muchos desafíos logísticos, ya que se extiende por tres países anfitriones, incluidas 11 ciudades de EE.UU. La reciente Copa de Clubes ha servido para detectar problemas de cara a la cita del 2026: ya se han planteado quejas sobre la calidad del césped de los campos, el calor para los partidos del mediodía y los estadios parcialmente llenos.
Pero es probable que la Copa del Mundo traiga una serie de otros desafíos políticos, especialmente en medio de la dura represión de la administración Trump contra la inmigración.
¿Y los extranjeros?
¿Serán bienvenidos los hinchas y jugadores internacionales a los estadios de las ciudades estadounidenses “santuario”, las que Trump amenaza por sus políticas de inmigración más abiertas? ¿Irá el presidente al partido inaugural en Los Ángeles, donde recientemente desplegó tropas de la Guardia Nacional?
¿Qué pasará con la selección iraní, que ya se ha clasificado, y con los hinchas de ese país que quieran viajar a alentar, pero tienen prohibida la entrada a Estados Unidos? Otros países cuyo ingreso Trump podría prohibir, como Ghana, Cabo Verde y Egipto, también podrían calificar para estar entre las 48 naciones que compiten.
Además, Trump necesita coordinar con los coanfitriones, Canadá y México, dos países con los que tiene fuertes disputas comerciales y de inmigración.
"¿La Copa del Mundo? ¿Te refieres a la copa donde el mundo no está invitado? Porque de eso se trata", dijo Minky Worden, directora de iniciativas globales de Human Rights Watch, que ha enviado cartas a la FIFA instándola a presionar a Trump para que cambie sus políticas.
"Trump quiere la gloria y el fanfarronear con líderes y jugadores de fútbol", agregó Worden. "Pero se supone que la Copa del Mundo es una celebración inclusiva de la humanidad. Y esa celebración inclusiva de la humanidad no es algo que Trump esté celebrando".
Consultado por Clarín, Travis Murphy, director ejecutivo de Jetr Globa, una consultora de inmigración deportiva, dijo que “hay una creciente sensación de incertidumbre y miedo sobre viajar a Estados Unidos, y ciertamente hemos escuchado a muchos equipos científicos, atletas, sus familias y personas con las que trabajamos, quienes han expresado serias reservas sobre venir a Estados Unidos y preguntas sobre el tipo de escrutinio al que podrían enfrentarse. Así que es un problema real. Definitivamente hay cierto grado de autoselección, en la que la gente piensa que no vale la pena viajar a Estados Unidos en este contexto”.
Respecto sobre la posibilidad de que haya redadas en los estadios, dado que el fútbol es un deporte que convoca a muchos latinos, el experto señaló: “Hemos escuchado historias de que los agentes se aparecen en escuelas, iglesias, en varios lugares donde la gente se reúne. No hemos oído hablar de ningún plan específico en los estadios, pero creo que cualquier reunión con mucha gente es un problema”.
Trump nombró en marzo a Andrew Giuliani, hijo de Rudy Giuliani, un aliado cercano de Trump, como director ejecutivo de un grupo de trabajo que creó para supervisar la planificación y coordinación del Mundial. La legislación emblemática de Trump, el proyecto de ley “Grande y hermosa”, incluyó 625 millones de dólares para seguridad y otros costos relacionados con la Copa, y algunas de las políticas de inmigración han incluido excepciones para jugadores y entrenadores de fútbol, incluso cuando se podría prohibir la asistencia de personas de su país.
"El proceso de visas es extremadamente importante para asegurarnos de que estamos examinando a las personas adecuadamente, pero también para asegurarnos de que damos la bienvenida al mundo aquí", dijo Giuliani.
"Queremos que estos juegos sean seguros y protegidos", agregó. "Si bien es cierto que queremos asegurarnos de dar la bienvenida al mundo, también queremos asegurarnos de que no estamos sacrificando nuestra postura de seguridad nacional".
Clarín pudo comprobar que agentes de la fuerza migratoria ICE estuvieron pidiendo documentos y pasaportes en partidos del mundial de Clubes. Pero no hubo noticias de redadas.
Worden, la experta de Human Rights Watch, se plantea: "¿Quién quiere tener que llevar su pasaporte a un partido del Mundial de Clubes que se supone que es divertido con sus amigos y familiares?", dijo, advirtiendo que la FIFA necesita ayudar a asegurar que "los juegos de la Copa del Mundo no sean un imán para que los agentes detengan a las personas que parecen hispanas”.
El experto Szymanski resalta a Clarín que “el deporte en general es un reflejo de la sociedad, y un Mundial en estas condiciones perjudica al fútbol”.
Trump tiene olfato y buscará un equilibrio. Admirador confeso de Pelé, dijo que había ido a ver al Cosmos hace muchos años a ese mismo estadio en New Jersey y que había quedado deslumbrado con el brasileño. Nunca fue un fan de la redonda, pero le gustan los deportes. Juega al golf, pero le gustan aún más los estadios llenos y el fervor popular. Empresario al fin, entiende a la Copa del Mundo como un enorme negocio, pero también como un gran desafío personal y político.
Martes, 15 de julio de 2025