La policía afgana disparó contra miles de personas que intentaron ingresar con el ataúd en el palacio presidencial. Los terroristas asesinaron a Shukria y a toda su familia tras un mes de cautiverio. Ha sido la mayor protesta en 15 años en Afganistán. La decapitación de siete integrantes de una misma familia ha derivado en un multitudinario funeral en Kabul que terminó en graves incidentes con la policía.
Shukria, de 9 años, y el resto de su familia (cuatro hombres y dos mujeres) pertenecían a la minoría hazara en Afganistán. Hace un mes fueron secuestrados por el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). El sábado 7 de noviembre, todos aparecieron decapitados en Zabul, bajo control de los talibanes.
Mientras la foto de Shukria se difundía en las redes sociales, unos 5.000 manifestantes hazaríes marcharon por la capital afgana con los ataúdes de todas las víctimas. La tensión subió cuando un pequeño grupo intentó ingresar con el cuerpo de Shufria al Palacio de gobierno.
El ataúd de Shikria, cargado por mujeres de la minoría hazara. Los manifestantes intentaron ingresar con el cuerpo al Palacio Presidencial.
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El Estado Islámico decapitó a Shukria y a toda su familia, cuatro hombres y dos mujeres, tras mantenerlos secuestrados durante un mes.
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Más de cinco mil personas marcharon en Kabul para exigir el control de los grupos extremistas. Fue la mayor protesta en Afganistán en 15 años.
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La guardia presidencial repelió entonces a los manifestantes con disparos. Al menos 10 personas resultaron heridas.
Un periodista del The Wall Street Journal filmado trágico pasaje de Shukria.
Los ataúdes recorrieron Kabul cubiertos de un manto verde, mientras que la mayoría de las mujeres estaban vestidos de negro, según indica la tradición chiíta.
Los manifestantes exigieron al gobierno que reacciones ante el avance de los grupos radicales, sobre todo contra los grupos minoritarios como los hazaras. Durante los funerales se escucharon consignas contra los talibanes y el Estado Islámico, responsables de las mayores atrocidades.
Los manifestantes marcharon con las fotos de las víctimas, decapitadas en el sur de Afaganistán por el Estado Islámico.
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Los manifestantes escenificaron con velos cubiertos de sangre la violencia islamista contra las minorías religiosas afganas.
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Mujeres afganas exhiben fotos de la familia hazara decapitada por el Estados Islámico
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También pidieron la renuncia del presidente Ashraf Ghani y del primer ministro, Abdullah Abdullah.
Los tres millones de integrantes de la comunidad hazara de Afganistán han sido perseguidos durante décadas, con miles de muertos a finales de 1990, primero por Al-Qaeda y luego por los talibanes suníes
Viernes, 13 de noviembre de 2015