Con banderas, camisetas, cornetas, música y alcohol, cientos de correntinos invadieron la costanera para festejar la victoria de la selección argentina. Debajo del puente se concentró la fiesta, donde entre gritos y cánticos, se desató una guerra de mandarinas en la que debió intervenir la policía.
Una hora después de finalizado el partido que la selección argentina disputó ante el seleccionado de Bélgica, cientos de personas se dirigieron a la costanera, que se llenó de autos, camionetas y motos que avanzaban a paso de hombre debido al embotellamiento.
Desde dentro de los vehículos, por las condiciones climáticas, algunos se asomaban por las ventanillas exhibiendo banderas y todo tipo de cotillón. Otros, cantaban y saltaban en las cajas de las camionetas. El ruido, generado por los bocinazos y la música proveniente de los parlantes de distintos vehículos, era ensordecedor.
La multitud avanzaba, algunos sobre ruedas otros a pie, para llegar hasta debajo del puente General Belgrano, lugar donde se concentraba la mayor cantidad de personas que festejaban al ritmo de una batucada que se presentó en el lugar.
Cada tanto caía algún chaparrón, que para nada desalentaba el festejo. Todo lo contrario, como si fuera una bendición, la gente levantaba los brazos al cielo y bailaba cantando: “Brasil, decime qué se siente...”.
Entre toda la gente, un grupo de jóvenes ataviados con uniformes verdes, contaron a El Litoral que fueron a la costanera a festejar luego de terminar su jornada laboral. “Somos estudiantes de veterinaria y estábamos haciendo castraciones. Llenamos el comedor del campus para ver el partido y después vinimos acá”, comentaron entusiasmados.
Guerra de mandarinas
Algo curioso ocurrió en el medio de la celebración. Una camioneta cargada con bolsas llenas de naranjas y mandarinas se acercaba por la costanera General San Martín, en dirección al puente. En la caja venían un hombre y un niño, que al llegar al punto de mayor concentración de personas decidieron repartir los cítricos entre la multitud.
Cuando la mayoría de las bolsas habían sido entregadas, se desató la euforia y algunos empezaron a arrojarse las mandarinas a modo de chiste. En cuestión de segundos, el lugar se transformó en un campo de batalla y bajo la lluvia volaban naranjazos y mandarinazos, a tal punto que la policía debió intervenir para poner orden a la diversión.
Controlados los disturbios, la gente siguió con los saltos y los cantos, brindando al aire con la bebida que tuviera a mano, movidos por la vehemencia que causó que tras 24 años, la selección argentina vuelva a jugar una semifinal en la copa mundial de fútbol.
El intendente también participó de la euforia
Desde el primer partido que disputara la selección argentina en el mundial de Brasil, una pantalla gigante fue dispuesta por el Municipio en el Anfiteatro José Hernández para las personas que quisieran ver el juego. El de cuartos de final no fue la excepción y al igual que en las ocasiones anteriores, Fabián Ríos, intendente de la ciudad, estuvo presente acompañando a aquellos que se animaron a acercarse hasta allí a pesar de la incesante lluvia que cayó durante la siesta de ayer.
Lunes, 7 de julio de 2014