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ESTE MEDIODÍA
El Arzobispo llamó a los fieles a revalorar el don de la Fe
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Martes, 16 de julio de 2013

Fue el eje en las palabras de Monseñor Andrés Stanovnik en el marco de la Homilía por la celebración 113º de la Coronación de Nuestra Señora de Itatí. Foto de archivo, homilía 2012


“Cuando se debilita nuestra fe, también empezamos a olvidar que la vida es un don precioso, hasta que la enfermedad, la muerte de un familiar o de un amigo, nos hacen pensar”, apuntó monseñor.

Válido fue como ejemplo, la espera de un corazón para Renzo. “Recordemos, por ejemplo, con qué ansiedad hemos acompañado la espera del corazón para el pequeño Renzo. Y, por fin, cuando ese corazón había llegado a tiempo, la noticia corrió como una fiesta. Podemos decir que ese pequeño corazón es realmente un regalo del cielo”, dijo.

“En aquella criatura, que fue salvada de la muerte por la generosa donación de ese pequeño corazón, estamos, en cierto modo, representados todos. También nosotros necesitamos un corazón nuevo, que reaccione positivamente ante la Palabra de Dios y nos haga más sensibles a las necesidades de los otros”, añadió.

“Necesitamos ojos nuevos para ver a Dios y descubrirlo en nuestros hermanos. El don de la fe nos da ese corazón nuevo y esa nueva visión de las cosas”, prosiguió.

Stanovnik explicó, además, que no hay nada en el mundo que se compare al don de la fe. “Esto nos llena el corazón de una inmensa alegría y paz. Quisiéramos que el tiempo se detuviera y este gozo no pasara nunca”.

En otra parte de su homilía, habló del peregrino. “La sabiduría del peregrino nos enseña que en la vida hay que estar atento a tres cosas fundamentales: al origen, al camino y a la meta, es decir, de dónde venimos, dónde estamos, y hacia dónde vamos. Si tengo claro de dónde vengo, seguramente sabré adónde voy y, por consiguiente, también descubriré lo que debo hacer. En cambio, si se pierde de vista la meta, inevitablemente el peregrino se convierte en vagabundo, cuya mirada errante y su caminar incierto gira en torno a la nada”,

“Queridos hermanos, dirijamos la mirada a nuestra tierna Madre de Itatí, y pidámosle que nos enseñe a poner a Dios en el centro de nuestra vida y a tener ese trato respetuoso y servicial, como el que tuvo ella con su prima Isabel. Que los esposos se traten bien entre ellos, los padres con los hijos y los hermanos entre sí; que nos cuidemos y respetemos en la calle, y no ensuciemos los ambientes que compartimos como son las veredas, las plazas, los caminos, los descampados urbanos, a los que irresponsablemente convertimos en basurales; que todos aquellos que tenemos responsabilidades públicas y actuamos a través de los medios, lo hagamos con moderación y respeto, buscando y diciendo siempre la verdad; comprometiéndonos a tratar bien sobre todo a los adversarios y aun a los que nos ofenden; y promoviendo la paz social y el encuentro entre todos los argentinos. Así nuestra peregrinación terrena se hará más llevadera para todos y nos brindará la dicha de experimentar anticipadamente aquello que esperamos gozar plenamente en el cielo. Amén”, finiquitó.


Martes, 16 de julio de 2013

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