Park Geun-hye, que ayer se convirtió en la primera mujer presidenta de Corea del Sur, es un símbolo doloroso de la historia de su país, pues es hija de un dictador asesinado en 1979, una herencia de la que debió liberarse públicamente para conseguir triunfar en las elecciones de diciembre pasado.
Contrariamente a sus predecesores, Park conoce bien la Casa Azul, o casa presidencial, pues vivió allí cuando era niña antes de asumir, luego del asesinato de su madre, el papel de primera dama.
Park Geun-hye es la hija de Park Chung-hee, cuyo reinado brutal sobre la “República de Corea” duró 18 años, hasta su asesinato en 1979. Su madre había caído cinco años antes bajo las balas de un militante favorable al régimen comunista norcoreano.
Park Geun-hye, que ayer se convirtió en la primera mujer presidenta de Corea del Sur, es un símbolo doloroso de la historia de su país, pues es hija de un dictador asesinado en 1979, una herencia de la que debió liberarse públicamente para conseguir triunfar en las elecciones de diciembre pasado.
Contrariamente a sus predecesores, Park conoce bien la Casa Azul, o casa presidencial, pues vivió allí cuando era niña antes de asumir, luego del asesinato de su madre, el papel de primera dama.
Park Geun-hye es la hija de Park Chung-hee, cuyo reinado brutal sobre la “República de Corea” duró 18 años, hasta su asesinato en 1979. Su madre había caído cinco años antes bajo las balas de un militante favorable al régimen comunista norcoreano.
Park llegó a la cúspide del poder derrotando en las urnas a un opositor histórico al régimen de su padre, Moon Jae-in, quien pagó con su libertad su compromiso con los derechos humanos.
Martes, 26 de febrero de 2013