Paulatinamente, los venezolanos retomaban su vida habitual mientras se cumplía el cuarto día desde el sorpresivo regreso al país del presidente, Hugo Chávez, quien continúa sus tratamientos de recuperación por un cáncer pélvico.Oficialmente, en tanto, lo último que se informó sobre el mandatario fue la visita del presidente boliviano, Evo Morales, quien anteayer hizo un escala en su viaje a Nueva York para intentar ver al líder bolivariano, aunque finalmente se entrevistó con sus hijas y el vicepresidente, Nicolás Maduro. La entrada al hospital Dr. Carlos Arvelo presenta una guardia militar de celosa seguridad, según se pudo comprobar. Esta mañana, Télam pudo comprobar que no había frente a las puertas del establecimiento grupos de simpatizantes del presidente testimoniando su afecto y sus deseos de recuperación, como sí los hubo en los días anteriores.
"Hoy no ha estado casi nadie, pero mañana parece que viene un contingente de Maracaibo", comentó a este enviado un preocupado vendedor ambulante con el mostrador repleto de naranjas destinadas a jugos que, a la vista de lo que sucedía, no iba a vender.
"Lo que pasa es que la gente sabe que el presidente está luchando y está siendo atendido como se merece", añadió, quizás a modo de consuelo, poniendo el interés general por delante del particular.
Los pocos que pueden sortear esa guardia -familiares de Chávez, dirigentes del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) e invitados especiales- deben pasar sus efectos personales por un detector de metales y son sometidos, también, a un registro personal hecho por efectivos del Ejército.
El encuentro entre el enviado de Télam con los militares fue un poco brusco al principio, aunque luego, con el devenir de la charla, los ánimos fueron calmándose.
Ocurrió que, mientras el cronista pretendía mostrar su credencial profesional -porque así se lo había pedido uno de los suboficiales-, otro hombre de la guardia reclamaba con insistencia y cierto acento marcial el pasaporte.
Cuando fueron exhibidos ambos documentos, los soldados explicaron más amablemente que no se podía pasar, que el acceso solo estaba permitido para quienes estaban "acreditados", en referencia a los familiares y dirigentes del oficialismo.
También frente al establecimiento sanitario fue emplazado un puesto del Ministerio de Articulación Social que, bajo un gran cartel que dice "Atención al Soberano", atiende las inquietudes de los ciudadanos relacionadas con diversos planes sociales, colocado evidentemente allí para centralizar la concurrencia de quienes van a manifestar su apoyo a Chávez.
La vuelta del líder bolivariano está acompañada en Caracas por una campaña publicitaria que en realidad ya comenzó en diciembre último, cuando el mandatario viajó a Cuba para someterse a su cuarta intervención quirúrgica por el cáncer que padece.
Las principales avenidas de Caracas están atestadas de carteles a color con distintas fotografías del presidente -primeros planos, grupales- que llevan la leyenda "De tus manos brota lluvia de vida". Debajo de la imagen, el cartel se completa con: "¡Te amamos!".
También hay otros carteles en los que aparece dibujada solo la franja de los ojos del presidente (similar a los retratos de José Luis Cabezas en la Argentina) en los que aparecen, alternadamente, las leyendas "Yo soy Chávez" y "Unidad y lealtad".
Esta campaña se completa con spots televisivos en los que aparecen diversos personajes del común (un obrero, un joven, un anciano, un ama de casa, hombres y mujeres de aspecto profesional) que dicen, cada uno, "yo soy Chávez".
Viernes, 22 de febrero de 2013