En una nueva recorrida por los terrenos ocupados se recogió el testimonio de algunas mujeres, a 24 días del primer avance de los okupas. Marcela confesó que su nieto de 1 año está internado con bronquilitis y aseguró que muchos chicos sufren las consecuencias del frío. Varias zonas con igual padecimiento.




Lleva ya 24 días el asentamiento ocupado del barrio Pirayuí, entre los puentes Blanco y Negro. Las más de mil familias implicadas pasaron noches de mucho frío en la interperie de esos terrenos y las consecuencias se hacen sentir.

Las más preocupadas son las madres y abuelas quienes permanecen a la espera de una respuesta concreta para hallar una solución al déficit habitacional. Marcela es una abuela que tiene su vivienda, pero más allá de esto se aferra a la imagen de la Vírgen de Itatí para pedir por la salud de su nieto. Contó a El Litoral que “mi hijo está ahora con su bebé internado en el hospital. Tiene bronquilitis (inflamación de las vías aéreas pequeñas) y es por consecuencia de pasar noches de mucho frío acá en este terreno”, advirtió.
Además reveló que “son muchas las mujeres que tienen sus chicos enfermos a causa del poco abrigo y de dormir en las carpas”, explicó, antes de denunciar a la Policía porque “no dejan entrar frazadas o colchones”.
En la denominada Zona 8, otras madres, reunidas en torno a un improvisado fogón también contaron idénticas realidades.
Una de ellas explicó que “mi nene tiene un soplo en el corazón y entonces lo llevo a la casa de una tía para que duerma allí”.
Otra mujer, quien prefiró mantener su identidad en reserva señaló que “debido al frío muchos chiquitos están con dolores de panza, pero bueno no nos queda otra que aguantar porque no tenemos adonde ir”.
La jornada de ayer se presentó cálida y las bajas temperaturas dieron tregua, por lo cual pudo verse a gran número de niños concentrados en sus juegos. Algunos, corriendo detrás de la pelota, otros con barriletes y las nenas con sus muñecas.
Elizabeth Escato contó a este medio que “ahora que ya comenzaron las clases, estamos organizándonos para que entre todos nos cuidemos los terrenos; también nos cubrimos cuando alguien tine que ir a trabajar, así nadie abandona su lugarcito”, explicó.
Por estas horas, las jornadas transcurren apacibles, mientras realizan el famoso censo que debería arrojar la cifra definitiva de la cantidad de familias implicadas.


Martes, 31 de julio de 2012