De la pasividad del lunes, feriado, a toda la turbulencia del martes. La postal de siempre.
Tras el feriado del lunes, el arranque de las clases, ayer, hizo transmutar en horas el temperamento colectivo de toda una ciudad. De la alegría de volver a ver los guardapolvos y los uniformes de los educandos, al contraste del caos vehicular en las calles, una insignia de ciudad que crece pero que también involuciona en su conducta ciudadana.
Antes y durante el comienzo de clases de ayer, la impronta escolar no solo se vio reflejada en las vías del casco céntrico, sino también en las librerías y locales que tengan a la venta artículos escolares. Todo atestado. Con todo, la intolerancia en el tránsito y en las calles, también hicieron su regreso.
Jueves, 1 de marzo de 2012