Con la idea de formar el quinto núcleo poblacional de la especie, que se extinguió de Corrientes hace 50 años dos machos y dos hembras ya son libres en el Norte de los Esteros del Ibera. Se suman a los individuos de guacamayo rojo y muitú ya devueltos.
El Norte del Gran Parque Iberá recuperó por estos días a dos casales de pecarí de collar . Dos machos y dos hembras para favorecer la reproducción y multiplicación de una especie que se había extinguido hace 50 por la caza indiscriminada hasta dos tercios del siglo XX.
Las dos parejas de la especie cuyo nombre científico es Pecaritajacu fueron liberadas en “Yerbalito” una de las reserva de rewilding al norte del Gran Parque Iberá con la que inicia la formación del quinto núcleo poblacional de la especie.
Desde la Fundación Rewilding Argentina explicaron que desde el año 2015 trabajan para facilitar el regreso del pecarí de collar. La idea central de estos operativos es recuperar el rol ecológico y avanzar en la misión de reconstruir un ecosistema natural completo.
Los cuatro individuos provienen de Río Cuarto, Córdoba, y en el traslado colaboraron técnicos y especialistas del Centro de Conservación Aguará, la Estación Biológica de Corrientes, los gobiernos de las provincias de Corrientes y Córdoba y Arcadia CharitableFund, los ejemplares arribaron a Corrientes y hoy pueden ser reintroducidos tras haber atravesado exitosamente un período de cuarentena.
“La restauración de los ecosistemas no puede detenerse por la pandemia, porque las amenazas tampoco lo han hecho” destacó Talía Zamboni, Coordinadora de Rewilding en Proyecto Iberá. “Nuestra tarea de lograr ecosistemas completos sigue adelante, continuando con el cuidado de animales en las instalaciones de cuarentenas, con el traslado de individuos hacia las reservas, y con las tareas de monitoreo y manejo de las poblaciones reintroducidas en cada una”, indicó.
Proceso de reintroducción
Tras la cuarentena veterinaria y verificar quelos animales se encontraban en buen estado, el equipo de rewilding del Centro Aguará trasladó ambas parejas a Yerbalito, una reserva al norte del Gran Parque Iberá, donde permanecerán cerca de un mes en un gran corral de pre suelta, que incluye porciones de bosque y pastizal.
En ese recinto se garantiza su alimentación a la vez que se les incentiva el aprendizaje de búsqueda propia de frutos y raíces autóctonas que encuentren en el área cercada.
Una vez liberadas, las parejas serán monitoreadas por cámaras trampas para verificar su estado físico, los sitios que usen y el nacimiento de crías en el futuro.
Los técnicos explicaron además que la reserva de Yerbalito constituye un ambiente excepcional para muchas especies, con parches de bosque de grandes extensiones, pastizales, lagunas y bañados.
Una especie que estaba extinta en IberáVarios testimonios indican que la presencia del pecarí de collar (Pecaritajacu) era frecuente en los bosques de la provincia de Corrientes, como lo señalan los escritos del explorador francés D’Orbigny hacia 1820. Luego la especie desapareció, principalmente por la cacería y los desmontes.
El pecarí de collar o morito es un mamífero ampliamente adaptable que habita desiertos, bosques secos y selvas húmedas desde el sur de Estados Unidos hasta el centro de Argentina. Su dieta es bastante amplia y está compuesta por frutos, hojas, tubérculos y, en menor medida, de otros animales. Es un animal sociable que vive en grupos cuyo tamaño varía desde los 2 a los 30 ejemplares. Yerbalito suma un nuevo núcleo poblacional a los cuatro ya existentes en las reservas Rincón del Socorro e Isla San Alonso, y en los portales San Nicolás y Carambola del Parque Iberá, en donde se han registrado numerosos nacimientos. Seguir con la tarea de restauración de ecosistemas.
LOS CUATRO EJEMPLARES TENDRÁN SU TIEMPO DE ADAPTACIÓN.
LOS CUATRO EJEMPLARES TENDRÁN SU TIEMPO DE ADAPTACIÓN.
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Tercera especie que regresa
El pecarí de collar es la tercera especie reintroducida en Yerbalito, donde este año también se liberaron muitúes y guacamayos rojos que, en conjunto reconstruyen la paleta de colores de la biodiversidad de los Esteros.
La cantidad de ejemplares pretende asegurar la prosperidad de ese nuevo núcleo y garantizar su diversidad genética, el mismo será reforzado con la futura liberación de más ejemplares.
La translocación de individuos desde una población sana y sustentable a áreas donde la especie se había extinto localmente es una estrategia de conservación que mostró su eficiencia alrededor del mundo a la hora de recuperar la funcionalidad y la salud de ecosistemas incompletos.
Los ecosistemas saludables, que ofrecen la posibilidad de realizar avistaje de faunasilvestre y experiencias transformadoras en la naturaleza, participan cada vez más deléxito de los destinos turísticos. Al atraer a visitantes de todo el mundo, contribuyen al desarrollo de las economías regionales y a la creación de trabajo digno para los pobladores.
Martes, 14 de julio de 2020