El Lobo, que venía golpeado tras su caída en la final de la Copa Argentina, cortó con el 2-2 una racha de cuatro caídas consecutivas.
A juzgar por lo que ofrecieron Gimnasia y Huracán en los primeros 10 minutos, donde igualaban en un gol por bando, el resto del pleito presagiaba un desarrollo abierto y agresivo.
Algo que sucedió con llamativos intervalos, por cuanto el empate definitivo en dos goles por bando dejó ver a un Gimnasia que supo recuperarse tras ir dos veces en desventaja y cortar una serie negativa de cuatro derrotas consecutivas.
Después del empate del Tanque Silva luego de un preciso centro a la carrera desde la derecha ejecutado por el paraguayo Víctor Ayala, el trámite se estancó.
Huracán saltó al campo de juego decidido a quebrar a su oponente por el espacio aéreo, soltando a Walter Pérez por la izquierda y a Carlos Auzqui por la banda opuesta, fórmula que dio sus frutos en la primera llegada franca al área, al minuto nomás, cuando el propio Auzqui tocó al fondo tras desafortunado cruce de Manuel Guanini.
Tratando de restañar las heridas provocadas por la reciente derrota ante Central en la final de la Copa Argentina, Gimnasia, cuya hinchada brindó un cálido reconocimiento al esfuerzo tanto al plantel como al cuerpo técnico, trató vanamente de saltear las líneas defensivas de Huracán con envíos cruzados. A los que la visita respondió exactamente con la misma receta.
El terreno, resbaladizo a consecuencia de una intensa lluvia, los constantes cambios y la casi furiosa decisión de Gimnasia de torcer los caprichos de la desventaja transformaron la parte complementaria en un cotejo más que entretenido y con final abierto hasta la última pelota.
La astucia de Patricio Toranzo para instalarse en la zona flaca de la defensa albiazul, y la incansable movilidad del Domador Comba le pusieron cifras definitivas a un lance que terminó dejando conformes a los dos. Un negocio redondo.
Martes, 11 de diciembre de 2018