Agrupaciones sociales se movilizaron ayer junto a los hijos de la víctima desde la plaza Juan de Vera hasta el Superior Tribunal de Justicia. Pidieron pena máxima para el esposo de la mujer, acusado como el responsable del hecho.




Acompañados por la agrupación Congénero, que encabeza Carolina González, y Matías y Nicanor Aráoz, dos de los tres hijos de Librada Haedo, la mujer fallecida el último sábado luego de agonizar durante cinco días con casi la totalidad de su cuerpo quemado, se concentraron en la peatonal Junín, frente a la plaza Juan de Vera. Desde allí iniciaron una marcha al Superior Tribunal de Justicia, pidiendo por el esclarecimiento del hecho que tiene como principal sospechoso al esposo de la víctima, Ramón Aráoz, y buscando sensibilizar a la sociedad sobre la delicada y riesgosa situación en la que viven las mujeres víctimas del maltrato y la violencia de género. La movilización tuvo lugar en el marco de las jornadas por la memoria de otra víctima de este flagelo social, Elizabeth Verón.
Durante la manifestación, La República pudo recoger testimonios de los hijos de Librada y de quien encabezó esta marcha junto a ellos, la referente de la agrupación Congénero, Carolina González.
Durante la manifestación, La República pudo hablar con los hijos de Librada, quienes reflejaron una total indignación con el procedimiento policial realizado en el caso, expresaron a su vez el dolor de la pérdida de su madre y los pasos que van a dar de ahora en más en la causa judicial.
Uno de los hijos de la víctima comentó que la muerte de su madre fue muy dolorosa para toda la familia, y que después de verla agonizando con el 94 por ciento de su cuerpo quemado, con su deceso sintieron alivio y paz por ella porque el sufrimiento que estaba viviendo era “realmente espantoso”.
Al ser consultados sobre antecedentes de hechos de violencia que pudieron haber existido entre sus progenitores, Matías y Nicanor coincidieron que los primeros hechos tuvieron lugar dos años atrás, al ser víctima del constante maltrato de su marido, en aquel momento Librada decidió recurrir a su hija Viviana, a quien le había pedido durante una comunicación telefónica que le haga llegar un pasaje para poder viajar a Bahía Blanca a ver a sus nietos y quedarse con ella para de esta manera escapar del “infierno en el que estaba atrapada”. “Cuando mamá estaba en Bahía con nuestra hermana, este tipo (se refiere a su padre, Ramón Aráoz) consiguió cómo contactarla, no sabemos cómo, le inventó historias que había cambiado que quería envejecer con ella y mi vieja, engatusada por este fabulador, volvió acá para estar con él”, expresó Nicanor.
Por su parte, Matías, el otro hijo de la víctima, confirmó que su madre había formulado más de 10 denuncias en la comisaría Nº 11 que pertenece al barrio Pujol, donde vivía junto a su marido. Según Matías, ninguna de estas denuncias fueron tomadas en serio por el personal policial, hecho que se repitió en la Comisaría de la Mujer, donde tampoco ningún reclamo había prosperado. En esta última dependencia, cuando la mujer se acercó a realizar la denuncia, no la tomaron como tal y lo hicieron como una exposición. “Todos sabemos que eso no sirve absolutamente para nada”, aseveró el muchacho y agregó que, “gracias a ese conjunto de negligencias, hoy tenemos a nuestra mamá enterrada. Acá no existe un protocolo a seguir en estos casos. La policía no está preparada, no saben cómo proceder y esa negligencia arroja como resultado el calvario y la muerte de las mujeres que son sometidas por sus parejas. No queremos que existan más Librada Haedo ni Elizabeth Verón, que se termine”, sentenció.


Miércoles, 11 de diciembre de 2013