Juan y Pedro Castillo junto a Argentino Valenzuela recibieron por primera vez el Cuerpo de Cristo, uno de los siete sacramentos de la Iglesia Católica. La ceremonia religiosa se cumplió luego de dos años de catequesis y preparación.
Luego de más de 50 años, tres abuelos del Hogar de Ancianos “Juana Costa de Chapo” cumplieron con uno de los siete sacramentos de la Iglesia Católica, tomaron su Primera Comunión frente a familiares y amigos que los acompañaron.
El acontecimiento especial tuvo lugar ayer en dicha sede ubicada por en Buenos Aires al 1100 (entre Bolívar y San Martín), donde no se realizaba una ceremonia similar hace más de 30 años, según contó a época la directora del hogar, hermana Cecilia Escobar.
“Fue un acontecimiento muy particular, realmente especial y emocionante. Ellos mismos plantearon la necesidad de recibir la Comunión ya que de niños no la pudieron hacer y nosotros decidimos hacer así la celebración”, dijo la religiosa.
Por otra parte, mencionó que no son los únicos abuelos que no recibieron el sacramento en su niñez sino que también hay en el hogar otros cuantos jóvenes de la tercera edad que no han tomado la Comunión hasta ahora. “Pero ellos tres fueron los que pudieron hacer el catecismo dentro de sus posibilidades, ya que hay otros abuelitos que por su avanzada edad y problemas de salud no están en condiciones”, explicó la hermana Escobar.
La ceremonia religiosa comenzó a las 9 y estuvo presidida por el capellán del hogar, el padre Miguel Gómez, quien ofreció por primera vez la hostia y el vino, que simbolizan el Cuerpo y la Sangre de Cristo, a Juan y Pedro Castillo junto a Argentino Valenzuela.
En el hogar conviven actualmente 50 ancianos, entre hombres y mujeres.
Según contó la religiosa, “cada vez que hay oficios religiosos todas las abuelas comulgan pero hay varios abuelos que no, entre ellos estaban Juan, Pedro y Argentino que manifestaron sus ganas de hacerlo”.
“Siempre se le dio un poco de instrucción religiosa, hasta que llegó una hermana que pudo hacer cargo de la catequesis de los ancianos y ella a su vez buscó otras catequistas y juntas pudieron hacer más práctica las enseñanzas”, agregó a la vez que destacó que “la mayoría de los varones desde pequeños se dedicaron sólo al trabajo y por esa razón o diferentes circunstancias de la vida nunca pudieron hacerlo”, reflexionó la hermana Escobar
Viernes, 20 de septiembre de 2013