Finalizó otra competencia entre comparsas y agrupaciones musicales con numerosos puntos por resolver. La necesidad de acortar el desfile, mejorar el reglamento y la selección de los jurados son solo algunos de las astillas que necesitan ser pulidas para mejorar la denominada Fiesta de momo.
Se apagaron las luces de otro Carnaval Correntino que en lo organizativo dejó mucha tela por cortar, similar a la necesidad de plantearse otro esquema de espectáculo que se suma además el sistema de competencia. La selección de jurados, el reglamento y la imperiosa necesidad de mejorar el tiempo de desfiles son solo algunos de los detalles que deberán debatirse para mejorar la calidad artística y cultural en el futuro del carnaval.
Si bien el reglamento fue modificado recientemente, es decir en el 2008, es necesario seguir trabajando para aceitar la competencia y darle más brillo al espectáculo carnestolendo. En este contexto es preciso exigir la madurez de los dirigentes de comparsas y agrupaciones musicales para que dejen de lado el orgullo y de una vez por todas piensen en el carnaval que se quiere.
Es “vox populi” en el ambiente del carnaval que se debe instaurar un sistema de ascenso y descenso, pero nadie se anima a decirlo y hasta es más sencillo callarse que plantear el problema. “El carnaval es muy extenso, como espectador es cansador pasar más de 7 horas en el corsódromo para ver todo el espectáculo”, expresó una espectadora el pasado viernes durante la novena noche de desfile.
Casi como un tumor, la cantidad de comparsas y agrupaciones musicales (nueve desfilan en el corsódromo) es elevada para una sola noche generando un grave problema que de a poco va matando la calidad del espectáculo. Para muchos, inclusive dirigentes, instalar este sistema de “premio y castigo” inclusive mejorará con el tiempo la calidad de las competidoras. Una de las propuestas gira en torno a proponer que entre las cuatro comparsas, es decir Ará Berá, Sapucay, Arandú Beleza y Copacabana, se pueda establecer que en cada edición una descienda, es decir que no participe mientras las otras tres se baten en competencia. Lo mismo ocurriría con las agrupaciones musicales, dejando solo que cuatro ingresen mientras que otra recarga energía para la próxima edición.
Sin intención de generar discordia ni susceptibilidades, pero a modo de ejemplo, si se evaluara la performance y los últimos resultados se podría decir que Arandú Beleza haría la pausa en una edición para que compitiera Copacabana. Lo mismo sucedería con samba Show, que finalizó en el último lugar debiendo ser la nominada a no desfilar un año hasta que la próxima agrupación musical “descendiera” para recuperar su lugar.
Esto no dañaría al carnaval, por el contrario exigirá aún más la necesidad de redoblar la apuesta y mejorará cada edición la calidad artística y la competencia. Además reducirá las horas de carnaval y optimizará el espectáculo.
Jurados
Desde que hay competencia en el carnaval correntino se escucha el reclamo de los dirigentes de que los jurados “no están a la altura de las circunstancias”. Son innumerables la cantidad de veces que se plantearon propuestas en los distintos medios de comunicación, pero que sin embargo nunca llegan a implementarse.
La más frecuente es armar una terna de jurados calificados divididos por rubros. Es decir que para cada noche se elija uno dedicado a la música, otro al vestuario, un tercero a la coreografía. Inclusive otros hablan de sumar un cuarto jurado que puntúe los premios individuales. Alternativas hay varias pero nunca se llega a un puerto definitivo.
Escrutinios
Lo mismo que con los jurados, la fiscalización de los escrutinios es otro problema a resolver. No es nueva la frase “no se puede ser juez y parte” referida a la participación de los delegados de comparsas en las decisiones frente a las impugnaciones.
“podría plantearse una triunvirato, ajeno a las competidoras para que sea transparente las decisiones sobre las impugnaciones, por ejemplo que sean abogados de la Municipalidad”, opinó Horacio López, delegado de Ará Berá. Otras propuestas se suman a la idea de elegir “fiscales” que formen este triunvirato de la misma manera que hoy se elijen a los jurados.
Se fue otra polémica edición de la denominada Fiesta de Momo, aunque hay que destacar que este año hubo un paso positivo en la actitud de los dirigentes que se pusieron de acuerdo a la hora de las impugnaciones de los nombres y evitaron mayores inconvenientes en uno de los escrutinios más tranquilos de la historia del carnaval. Pero siempre es necesario seguir trabajando para mejorara, perfeccionar el carnaval y para ello el desafío está en dejar de lado los intereses personales, el orgullo y permitir que el sistema de competencia mejore por el bien del carnaval. ¿Se podrá?
Jueves, 21 de febrero de 2013