La playa es invadida a diario por una legión de correntinos y chaqueños. El caudal de bañista se incrementa hacia el fin de semana. Hay quejas por presencia de arrebatadores.
Con la arena hirviendo bajo los pies por los efectos de un sol implacable, la gente avanza hasta la costa y se apiña en el estrecho margen de agua, delimitado por un cordón con boyas.
Allí buscan refrescarse con un chapuzón. No hay sombra y es lo que la concurrencia reclama, en especial para los niños, y la alternativa son las sombrillas que se alquilan en la playa.
La exposición al sol en la siesta suele ser nocivo y algunos se retiran hacia la Costanera Sur. El termolar para el tereré es infaltable. Otro prefieren el mate.
Viernes, 18 de enero de 2013