El hombre acusado de haber baleado de seis tiros y herido a su ex esposa en la puerta de la escuela de sus hijas, fue condenado a 21 años de prisión.La sentencia fue dictada esta tarde por el Tribunal Oral en lo Criminal 9 porteño contra Javier Weber (54), quien fue hallado responsable de tentativa de "homicidio agravado por ser cometido con arma de fuego" en perjuicio de Corina Fernández."Yo creo que él está obsesionado conmigo y gracias a Dios le dieron muchos años porque creo que mis días están contados hasta el día que no esté preso", sostuvo Corina en la puerta del Palacio de Tribunales porteño tras conocer el fallo."Cuando hoy escuché cosas que se leían fue volver a revivir lo que me pasaba diariamente y fue lo que peor me pegó del juicio porque era la vida que yo tenía y cualquier cosa por la que haya pasado, aún las balas, valen la pena porque hoy no tengo que escucharlo más", remarcó.
Por su parte, la abogada Marta Nercellas, que representó a la víctima, sostuvo que "el tribunal hizo una valoración de los hechos adecuada porque no es una conducta doméstica ni de intimidad, los derechos humanos de Corina han sido violados y el tribunal está tomando en cuenta eso y por eso la crudeza de la sentencia".
Consultada sobre si Weber podría recuperar la libertad en alrededor de ocho años, la letrada dijo que "por este tipo de delitos todos los beneficios procesales deberían serle restringidos" porque "después de detenido, él continuó amenazándola desde la cárcel".
Esta mañana, durante los alegatos, Nercellas había reclamado a los jueces Luis García, Fernando Ramírez y Ana Dieta de Herrero una pena de 24 años de prisión para el imputado, al entender que el hecho había estado agravado por alevosía.
Por su parte, el fiscal Julio César Castro había solicitado una pena de 20 años, pero sólo tomó como agravante el uso de arma de fuego, en tanto que el defensor oficial Mariano Maciel reclamó la absolución al enmarcar el hecho en un caso de "emoción violenta patológica".
Maciel sostuvo que la noche anterior a que Weber baleara a su ex mujer, había recibido un llamado de su suegra en el que le decía que sus hijas estaban viviendo con la nueva pareja de su ex mujer y que eso lo dejó "totalmente desquiciado".
Dijo que siguió en ese estado con el correr de las horas, hasta que fue a atacarla a la escuela, cuando -a su entender- "sufrió una profunda alteración de las facultades mentales" y "se encontraba incapacitado para dirigir sus acciones".
Pero según Maciel no se pudo probar, en base a los testigos, que estuviera disfrazado o llevara una peluca, sino sólo que usaba un sobretodo y tal vez una boina y un paraguas porque hacía frío y lloviznaba.
El defensor afirmó que Weber fumó paco durante cinco años, que su mujer "lo quiso ayudar, pero no pudo" y que "tenía un enfermo mental en su casa".
La querella replicó que el llamado de la madre de la víctima no se pudo acreditar en el juicio y pidió que se rechazara la atenuación de la pena por "emoción violenta", a lo cual el tribunal hizo lugar por mayoría, ya que el juez García votó en disidencia.
El hecho que se juzgó ocurrió el 6 de agosto de 2010 en la puerta de la escuela Manuela Pedraza, ubicada en Malabia 2272, de Palermo, donde Corina acababa de dejar a sus dos hijas para que concurrieran a clases.
Apenas las niñas ingresaron, la mujer fue atacada a balazos por Weber, que le disparó seis tiros, tres de los cuales impactaron en su cuerpo, otros dos erró y el sexto no salió.
Los testigos dijeron que el autor de los disparos fue un hombre que estaba parado en la vereda de enfrente al colegio en actitud sospechosa y que llevaba sobretodo, lentes oscuros, boina, un diario bajo el brazo y una bolsa de papel donde se cree que ocultaba el revólver calibre .32 con el que cometió el ataque.
Pese a estar herida, la víctima pudo correr hasta el colegio, desde donde se llamó a la Policía y al SAME, que la trasladó al hospital Fernández, donde permaneció internada hasta recuperarse.
Por el hecho, fue detenido al día siguiente del ataque el padre de las niñas, con quien Corina mantenía una relación conflictiva e incluso había abandonado el hogar cansada de la violencia que éste ejercía.
El hombre ya había sido condenado poco antes del hecho a un año y medio de prisión en suspenso por amenazar a su esposa, de quien estaba separado "de hecho", por lo que hoy se unificó esa pena a la de 20 años que se le aplicó por intentar matarla y quedó una condena única de 21 años de cárcel.
Jueves, 9 de agosto de 2012