El arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik, encabezó ayer la misa central en la Fiesta de San José Obrero, patrono de Bella Vista.
El prelado mayor hizo una profunda defensa de la cultura del trabajo. “La Iglesia nos regaló la memoria de San José como modelo de trabajador el 1º de mayo del año 1955. Él con su laboriosidad proveyó la subsistencia de María y de Jesús e inició al Hijo de Dios en el trabajo de los hombres”, precisó.
“Esta memoria, es una manera de celebrar el valor humano y sobrenatural del trabajo que siempre es colaboración con la obra de Dios creador. Al mismo tiempo encomendamos a la intercesión del Santo trabajador de Nazaret a todos aquellos que no tienen un trabajo digno o carecen absolutamente de trabajo”, indicó.
“Por eso hoy rezamos por todos los trabajadores y trabajadoras, con las bellas palabras que nos brinda la oración del beato Juan XXIII: “San José, guardián de Jesús y casto esposo de María, Tú empleaste toda tu vida en el perfecto cumplimiento de tu deber, Tú mantuviste a la Sagrada Familia de Nazaret con el trabajo de tus manos. Protege bondadosamente a los que recurren confiadamente a ti”, agregó.
“En esta plegaria colocamos las intenciones de todos los trabajadores: por los que tienen trabajo para que lo conserven y reciban una justa retribución por el mismo; por los que buscan empleo, para que lo consigan pronto y sea un empleo digno; por los que trabajan en condiciones precarias y no reciben lo que les corresponde en justicia; también rezamos por la mujer trabajadora, que con mucha frecuencia debe afrontar sola la subsistencia de sus hijos y la de ella misma; y por nuestra provincia y por la patria, para que los responsables de generar fuentes de trabajo y de proteger la dignidad de los trabajadores tomen las decisiones políticas que favorezcan el crecimiento y desarrollo integral”, sumó el Arzobispo.
El trabajo es también un servicio (prosiguió), porque los hombres y mujeres, mientras se ganan con trabajo el sustento para sí y para la familia, organizan su trabajo de modo que resulte provechoso para la sociedad, sirven al bien de sus hermanos y así colaboran con la obra creadora de Dios (cf. GS 34). La finalidad del trabajo no es enriquecerse.
“Con frecuencia, cuando se es joven se piensa en ganar mucho dinero para poder darse los gustos. Es un modo equivocado de pensar, porque el dinero no trae la felicidad. El dinero tiene que ayudar a vivir dignamente, por eso, el trabajador merece un salario digno, pero no debe pasar a ser el fin por que cual uno trabaja”, culminó.
Miércoles, 2 de mayo de 2012