Mandiyú perdió 1 a 0 con San Martín de Formosa y se despidió de la cuarta categoría de AFA. El gol lo anotó René Bejarano en el primer tiempo. Desazón y desconsuelo en el plantel algodonero que volvió a Corrientes con el corazón en pedazos.
Mandiyú llegaba a Formosa prácticamente sentenciado y San Martín de esta ciudad le terminó dando la estocada final para decretar, con el 1 a 0 sobre el “algodonero”, el descenso directo al torneo del Interior. René Bejarano, a los 40 minutos del primer tiempo, sellaba toda ilusión correntina de permanecer en la cuarta categoría de fútbol argentino, ya que jamás en el partido Mandiyú dio indicios de reacción sobre todo después de la apertura del marcador. Con el triunfo, los formoseños avanzaron a la ronda siguiente.
Ante un muy pobre marco de público (para lo que se jugaban ambos equipos, uno la clasificación y el otro el descenso), el partido se desarrolló con normalidad -salvo un que otro tumulto propio de la intensidad del juego- y fue discretamente arbitrado por el tucumano Walter Lezcano.
El estadio de la Liga Formoseña de Fútbol fue testigo, casi mudo (unas decenas de hinchas del correntino, un poco más alentando por momentos al local) de la agonía del otrora grande del fútbol regional como lo fue Mandiyú. Ayer se terminó de cerrar un ciclo que, lamentablemente para el fútbol correntino y de la zona, tenía un final anunciado: el de la caída de este ex glorioso a manos de uno de los “debutantes” en la categoría como lo es San Martín, equipo que este año llegaba del torneo del Interior.
El partido en líneas generales fue malo. Se vio en los 90 minutos de juego mucho menos de lo que seguramente se presumía se podía ver teniendo en cuenta las aspiraciones de uno y las necesidades del otro. Mandiyú mostró claramente un retroceso en cuanto a las mejoras que le había impuesto la impronta de Néstor Jarque, quien esta vez no pudo erigirse en “salvador” ya que le tocó “bailar con la más fea” y en esta ocasión no se le pudo dar.
En los primeros minutos de juego, ambos equipos se replegaron y se cuidaron, intentaron esperar a que el otro tome la iniciativa y por eso fueron minutos aburridos de juego en los que no se sentía emoción alguna. Sin embargo, el que primero llegó al arco rival fue Mandiyú. Francisco Riedmaier quedó solitariamente y habilitadísimo frente al arquero Fabián Campos pero su remate cruzado se fue por muy pocos centímetros afuera.
Quizás de haber entrado esa pelota otra hubiera sido la historia. Pero no. No entró y hoy Mandiyú y Corrientes lloran esta derrota.
El partido siguió “como siguen las cosas que no tienen mucho sentido”, diría el poeta español Sabina. Promediando el primer tiempo, el juego era mediocre y falto de emotividad, muy lejos estaban de cumplir con la promesa de buen fútbol que hicieron en la previa.
Hasta que llegó el baldazo de agua fría que significó el gol de René Bejarano a los 40 de la etapa inicial. Una pelota que llegó desde un tiro de esquina y que fue perfectamente capitalizado por el oportunista Bejarano, ubicado exactamente en el lugar indicado y en el momento correcto para convertir el gol.
En el segundo tiempo, Mandiyú tenía la obligación de despertarse y reaccionar. Salió tibiamente a buscar el gol del empate al menos, pero careció de ideas claras, además el campo de juego estaba impresentable y cada pelota era una bomba de tiempo para cualquiera de los dos equipos. Para colmo de males, en ese intento por buscar el arco rival, dio lugar a que el formoseño pueda contratacar con más espacios. Sin embargo, el “albo” se esforzó por no recibir más goles y en eso tuvo que ver una buena actuación de Carlos Aquino. San Martín estuvo más cerca del segundo que Mandiyú de igualarlo. Una de las situaciones más claras con las que contó el equipo de Chaparro fue a los 14 minutos del segundo periodo, con una muy buena jugada combinada entre Derlis Maidana y Hugo Larrosa, pero que este último no pudo concretar.
Respiraba aún Mandiyú. Y si algo no se les puede reprochar a Jarque y sus muchachos, es que no hayan dejado todo por conseguir seguir vivos en este torneo. Los cambios del DT del “albo” estuvieron bien intencionados pero no dieron los resultados esperados. Intentó darle manejo y profundidad a tres cuartos de cancha hacia adelante con el ingreso de Mauro Velardez en reemplazo de Fragata (floja tarde del mediocampista) y se jugó el todo por el todo con el ingreso de Carlos Sánchez y del delantero Pedro Saucedo. Pero no.
Mandiyú tenía que volver a nacer si quería cambiar un poco la cara a este equipo que combinó todo el torneo malas decisiones con muy poca fortuna. Una muestra de ello fue el cabezazo de Esteban Valenzuela que se estrelló en el travesaño y salió afuera, en una de las pocas que generó Mandiyú en este segundo tiempo.
A los 33 minutos se produjo la expulsión de Maximiliano Ojeda, quien le cometió infracción a Wilmar García y ambos vieron la tarjeta roja. Al partido no le quedaba mucho más. El local se comenzó a conformar con el triunfo por la mínima diferencia y a Mandiyú no le quedaban piernas para salir a buscar la hazaña. Y ante la impotencia el juego se hizo más trabado y al límite.
No pudo ser, el milagro no se pudo dar, Mandiyú no logró resurgir de entre sus cenizas y ayer, bajo el tímido sol formoseño se despidió del torneo Argentino B, a años luz de aquella promesa de ascenso con la que inició esta temporada en septiembre de 2011.
Miércoles, 11 de abril de 2012