Con misas especiales en iglesias y parroquias, la comunidad cristiana de la ciudad de Corrientes vivió ayer el primer día del tiempo de ayuno y oración para preparase para la Pascua. El arzobispo Andrés Stanovnik llamó a “abandonar el egoísmo”.
El Miércoles de Ceniza es el primer día de la Cuaresma en los calendarios litúrgicos católico y anglicano, como así también de diversas denominaciones protestantes (luterana, metodista, presbiteriana y algunas bautistas). Se celebra cuarenta días antes del Domingo de Ramos, día en que comienza la Semana Santa.
La ceniza, cuya imposición constituye el rito característico de esta celebración litúrgica, se obtiene de la incineración de los ramos bendecidos en el Domingo de Ramos del año litúrgico anterior. La tradición se cumplió ayer en las misas vespertinas de distintas iglesias y parroquias de la ciudad.
Por su parte, el arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik, difundió un mensaje especial para este tiempo, a través del cual invitó a “abandonar el egoísmo y hacerse prójimos de los hermanos que pasan dificultades”.
Al iniciar el tiempo santo de la Cuaresma, el arzobispo pide de manera especial que se intente abandonar “el egoísmo, la mirada fija en nosotros mismos, y dirijámonos a la Pascua de Jesús; hagámonos prójimos de nuestros hermanos y hermanas que pasan dificultades, compartiendo con ellos nuestros bienes espirituales y materiales”. Invitó además, a que se lea y se reflexione sobre el mensaje del papa Francisco para la Cuaresma de 2019.
Desde ayer se iniciaron “los días en los cuales, mediante una vida de penitencia y conversión, nos preparamos para vivir la solemnidad de la Pascua con alegría y esperanza cristianas. Si la Cuaresma nos invita a mirarnos “hacia adentro” para ver el estado en el que se encuentra nuestra condición de bautizados, es solo para renovar en nosotros el envío misionero de la Pascua y reorientar nuestra mirada “hacia afuera”, hacia la misión”, señaló Stanovnik.
Hizo hincapié en que este año, la preparación a la Pascua debería inscribirse en “la exhortación del Santo Padre a tomar conciencia de nuestro compromiso como bautizados de ser misioneros de la Buena Noticia”. Para esto, propone que se reflexione sobre el lema “Bautizados y enviados”, junto con el mensaje que entregó el papa Francisco para la Cuaresma.
Para Stanovnik, “no es posible vivir la gracia del bautismo y entrar en un camino de conversión continua, si al mismo tiempo no crecemos en la audacia y fervor misioneros”. Iniciar la Cuaresma en este espíritu, “dispone nuestro ánimo pastoral para responder a la convocatoria que nos hace el Papa, dándole un nuevo impulso a la comunión y a la misión a las comunidades que fueron confiadas a nuestro cuidado pastoral”, expresó.
Sobre el mensaje de Cuaresma del papa, el arzobispo resalta que el texto es breve, claro y esencial. “Allí muestra cómo una vida vivida en santidad nos une a Dios, fortalece la fraternidad humana, e impacta positivamente sobre la creación. Y, contrariamente, cómo una vida disoluta por el pecado daña todo: interrumpe la filiación con su Creador, la comunión con los otros, y devasta la creación”.
El arzobispo hace propia las intenciones del papa e invita a rezar para pedir “a Dios que nos ayude a emprender un camino de verdadera conversión. Abandonemos el egoísmo, la mirada fija en nosotros mismos, y dirijámonos a la Pascua de Jesús; hagámonos prójimos de nuestros hermanos y hermanas que pasan dificultades, compartiendo con ellos nuestros bienes espirituales y materiales. Así, acogiendo en lo concreto de nuestra vida la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, atraeremos su fuerza transformadora también sobre la creación”.
Jueves, 7 de marzo de 2019
