Croacia y Francia dejaron al desnudo las falencias de la Selección. Quedar eliminada en octavos fue lo menos grave de un Mundial para el olvido.




Cuesta cambiar la óptica sobre el pobre Mundial que hizo la Selección Argentina en Rusia pero el dato que Francia y Croacia, los dos rivales que la vencieron, vayan a jugar la final del próximo domingo para algunos analistas matiza y disimula la floja actuación del conjunto que dirigió (o intentó dirigir) Jorge Sampaoli.

Porque más allá de los resultados que marcaron la eliminación en octavos de final, a esta altura lo menos grave parece haber sido perder ante la poderosa Francia. La cuestión es cómo se llegó a esa instancia, qué cosas se hicieron mal y quiénes son los responsables, análisis ineludible para intentar no cometer los mismos errores en el futuro.

La tormenta que se apoderó de la delegación argentina post derrota con Croacia y el intento de golpe de estado que los jugadores le hicieron al entrenador son inadmisibles para una selección que siempre llega a la cita mundialista como candidato, y mucho más si cuenta con Lionel Messi en sus filas , aunque quedó más que claro que con eso nunca alcanzó ni va a alcanzar mientras todo a su alrededor esté podrido y no tome las decisiones la persona elegida para tomarlas.

Sin ser brillantes, Croacia y Francia demostraron ser selecciones fuertes, ambiciosas, conscientes de sus virtudes y sus limitaciones, con entrenadores como Dalic y Deschamps que supieron hacerle llegar su idea a los jugadores y que la tomen como propia. Perder con estos equipos estaba dentro de las posibilidades pero el Mundial de Argentina se recordará de todas formas como uno de los peores en la era moderna.

Jueves, 12 de julio de 2018