El asentamiento Mario Benedetti, en Maldonado, quedó conmocionado por el adolescente que mató a machetazos a un niño de 11. Acusan a la madre de encubrir el hecho. La familia abandonó el lugar custodiada. Apenas constataron que los parientes del adolescente que mató a Jonathan Javier Estela habían abandonado la casa de chapa que les servía de hogar, sus vecinos la rodearon y la prendieron fuego. Según señala El País, los rumores de un desenlace semejante se conocían desde la tarde, por lo que a la hora de comenzar el siniestro -aproximadamente las 21:30- ya no había nadie en el lugar.
Fuentes de seguridad dijeron que el padre del joven que confesó el crimen había pedido protección policial al ser objeto de las amenazas de sus vecinos. Su intención era sacar las cosas que pretendía salvar de la quema que planeaba el vecindario.
Si bien estaban alertados de estos planes, los oficiales no llegaron al lugar hasta después de comenzado el incendio, no realizaron detenciones porque ya no había nadie y no encontraron respuestas para determinar responsabilidades individuales.
Aún queda en pie y ocupada la vivienda del otro niño involucrado en el crimen. En este caso, la familia del cómplice -que tiene la misma edad que la víctima, 11 años- tiene custodia permanente.
Tensión entre vecinos
El asentamiento vivió una jornada de crispación el jueves, siempre motorizados por los rumores. Uno de ellos indicaba que se realizaría una reconstrucción del asesinato en la tapera de Cerro Pelado.
Entonces, decenas de personas -en su mayoría hombres jóvenes- se trasladaron al lugar a la espera de la llegada de la dotación policial y con intención de repudiar a los responsables.
Sin embargo, el tiempo probó que se trató de una noticia falsa propagada a través de mensajes de texto entre los habitantes del lugar.
Durante la tarde, hubo además rees frente a las casas de los niños criminales y acusaciones contra la madre de uno de ellos, a quien le endilgan haberlo encubierto lavando la ropa que había quedado manchada de sangre.
También se supo que el mismo martes, poco después de cometer el crimen, los dos responsables molestaron a la madre de la víctima: "Los dos asesinos me provocaron durante toda la tarde mientras jugaban al fútbol frente a mi casa. Me golpeaban las manos y me preguntaban por mi hijo. Eso lo hicieron poco después de haberlo matado", dijo la mujer en declaraciones citadas por El País.
Ricardo Estela, el padre de la víctima, aseguró que la madre del asesino "sabía dónde estaba el niño (por su hijo). Al menos podríamos haberlo encontrado con vida", se lamentó. Este trabajador de la construcción, actualmente empleado en una obra en Solanas de Portezuelo, comparecerá este viernes como testigo, con un objetivo claro: "¿Dónde se ve que la madre le haya lavado la remera al hijo y no pase nada? ¿En qué cabeza cabe actuar de esa manera encubriendo a tu hijo que acaba de matar a otra persona? Es inexplicable que la madre esté suelta", sostuvo.
Viernes, 1 de noviembre de 2013