Tiene 17 años y lo detuvieron en su casa. Tenía elementos litúrgicos de valor que había sustraído en reiteradas oportunidades. La encargada del lugar fue quien lo sorprendió robando y al amenazarlo con llamar a la Policía, el joven "confesó" los reiterados delitos.
Sin dudas, uno de los diez mandamientos se le pasó de largo. Un joven de 17 años fue detenido el lunes a la tarde por la Policía, por robar elementos de valor de una conocida capilla católica de la localidad de Ituzaingó.
El hecho damnificó a la capilla San Juan Bautista, ubicada por calle San Martín al 771, de donde hacía un tiempo venían desapareciendo imágenes, copones, platos, pastilleros y crucifijos, que son utilizados generalmente para las misas y otras celebraciones religiosas.
Inicialmente estaban desconcertados y no sabían el motivo de su desaparición, pero con el correr de los días las sospechas recayeron sobre un joven que concurría a diario a la capilla a rezar.
Sin que el chico se sienta intimidado, la responsable del lugar, junto a otras personas, comenzó a seguir sus pasos y efectivamente comprobó que cada vez que éste concurría a rezar, algún elemento litúrgico desaparecía.
Ante ello, los damnificados decidieron contactarse con el joven porque era conocido del barrio, a quien no sólo acorralaron con preguntas, sino que además lo amenazaron con ir a la Policía, lo que motivó que se quebrara y confesara que él era el responsable de los robos.
Parte del material religioso fue recuperado de la vivienda del joven y otro tanto de la casa de un amigo, quien habría actuado en complicidad.
Según trascendió, el detenido presenta un retraso mental y sufre además epilepsia.
Jueves, 27 de junio de 2013