El padre del “10” no quiere irse del dúplex de Villa Devoto, donde vivió con Doña Tota y su familia. El ex campeón del mundo presionado por Claudia y sus hijas aceleran la mudanza a otro chalet del mismo barrio, señala Diario Crónica.
Horas de iras y turbulencias se han apoderado del presente de Diego Armando Maradona en su regreso a nuestro país. Y ahora se sumó un nuevo capítulo a esta historia de escándalos que parece no tener fin. Se trata de la desvelada pesadilla en que se ha convertido el presente de su padre, Don Diego, que no para de llorar desde que su hijo le comunicó que se tenía que marchar de la casa donde el anciano pasó los momentos más felices de su vida junto a Doña Tota.
Don Diego, que en los últimos meses convive con su hija Elsa, más conocida por “Lili”, hermana de Maradona y la madre de Belén, que también vive con su abuelo, fue informado en un diálogo muy filoso y tajante por el propio Maradona, que empezara a embalar sus cosas, porque en menos de un mes había que entregar el dúplex de Cantilo 4452 para marcharse al nuevo chalecito de tres dormitorios en Pareja y Mercedes que Maradona le consiguió, a pocas cuadras de la estación ferroviaria de Villa Devoto.
Muchos vecinos del barrio y varios integrantes de la familia Maradona están indignados con la decisión de Diego respecto de su padre, que no deja de llorar y que se resiste a dejar el hogar lleno de recuerdos. Este fue el encuentro que Maradona nunca quiso protagonizar, pero aconsejado por su ex esposa Claudia y sus hijas, el ex campeón del mundo puso en venta la propiedad. Bajo ningún concepto quería que ese patrimonio inmobiliario quedara para ser repartido entre los 8 hermanos surgidos de Don Diego y Doña Tota: Ana María, Rita (“Kity”), Elsa (“Lily”), María Rosa (“Mary”), Diego Armando, Raúl (“Lalo”), Hugo (“Turco”) y Claudia.
Lunes, 20 de mayo de 2013