El gerente de la financiera pidió que se ponga en funcionamiento una computadora que contiene toda la información para poder seguir declarando. Paula Breard lloró por la situación que atraviesa con su familia.

“Estamos viviendo un calvario”, aseguró y se quejó de las mentiras e injurias de la querella. El juicio continúa el 16 de mayo.

Marcelo Melgarejo, que se desempeñaba como uno de los gerentes de la financiera Boston Continental, continuó ayer su declaración en el marco del juicio catalogado como la “mega estafa”. Intentó aportar datos sobre la ruta del dinero, pero al no poder operar su computadora secuestrada en la investigación, pidió que para la próxima audiencia esa CPU sea encendida para poder explicar quiénes eran los principales ahorristas que se llevaron todo el dinero e hicieron quebrar el sistema. También declaró su esposa, Paula Andrea Breard, que manifestó al Tribunal estar sufriendo un calvario. Se quebró en varias oportunidades durante su relato y aclaró que ni ella ni su familia se bañaron con dólares, en alusión a las declaraciones hechas a la prensa por el abogado querellante Ernesto González.
El debate en el que se juzga a siete personas por el delito de estafa reiterada, se reanudó ayer en el Tribunal Oral Penal Nº 1 a las 9. Melgarejo se volvió a sentar en el banquillo para seguir su relato. Pidió que pongan en funcionamiento una computadora de marca Tonomac donde se almacenaba toda la información de la financiera. Esa CPU estaba en su oficina antes de que la Boston cerrara sus puertas. Expertos en informática de la Justicia y de la Policía no pudieron hacerla arrancar debido a que no lograron obtener la clave de acceso. Fue entonces que el acusado pidió que se encienda una de las otras cinco computadoras que fueron confiscadas en la pesquisa. Dio un nombre y en el sistema salió que esa persona ganó con la financiera la suma de $120.000. Facilitó el nombre de un mujer, e inmediatamente Hugo Rotella gritó desde su asiento que se trataba de la esposa de un importante funcionario judicial. Al no encontrarla en el listado, Melgarejo dijo al Tribunal que no va a declarar más hasta que se pueda tener acceso a su computadora. Allí figuran todos los nombres y movimientos de dinero de la financiera. Para poder acceder a la maquina citarán a un programador que se encargó de la instalación de las CPU en la Boston. Ese hombre ya declaró en la causa como testigo.
Antes de abandonar el asiento Melgarejo adelantó que luego de que finalice su declaración, va a contestar preguntas.
Luego fue su esposa, la señora Paula Breard, quien brindó testimonio. Dijo que está sufriendo un calvario y que es injusto lo que le está pasando. Aseveró que viene de una familia de bien y que jamás pensó que estaría en una situación como esta.
Afirmó que hay muchas injurias y mentiras por parte de la querella. “Yo nunca me bañé en dólares. Ni tampoco con joyas. Estas cosas son las que hacen que quieran secuestrar a mi nieto. Hago responsable a la querella por esto. Yo no me gasté ningún dinero de la Boston. El auto que tenía me lo obsequió Melgarejo para recomponer una relación, porque estábamos peleados”.
“Yo también perdí en la Boston. Tenía plata mía y de mi familia”, aseguró.
En tanto recordó el día en el que detuvieron a Melgarejo en Buenos Aires. Denunció que la Policía le pidió 250.000 dólares para liberarlo. “Hicimos la denuncia y por ese caso hay una causa abierta en Buenos Aires”, precisó.
Al ser consultado sobre las lágrimas de Paula Breard durante su relato, el abogado Ernesto González, manifestó que “yo tengo más llanto y lamentos de muchas víctimas que fueron despojadas de su dinero y bienes que fueron mal gastados por los imputados. Esas son lágrimas de verdad y no lágrimas de cocodrilo como las que simuló esta señora para impresionar al Tribunal".

Viernes, 10 de mayo de 2013