En el lugar se inició una experiencia de reciclado que consiste en diferenciación de los residuos. A partir del proyecto se logró eliminar los minibasurales. Además recolectan botellas PET, las venden y con la recaudación mejoran las condiciones de la barriada.
El barrio Quinta Ferré es el primero en convertirse en referente del cuidado del Medio Ambiente a partir de la implementación de una experiencia que además logró eliminar los basurales y reciclar las botellas PET.
Los vecinos del lugar desde hace tiempo forman parte de un proyecto que surgió a partir de la necesidad de ocuparse de los residuos y desperdicios desparramados en las esquinas. A partir de allí comenzó la campaña de concientización y de la puesta en marcha de la movida que transformó la zona y que ahora será incorporada como plan piloto en los barrios Canal 13, Sol de Mayo y Anahí.
En diálogo con EL LIBERTADOR, la secretaria de Promoción Social de la Red Vecinal Zona Norte, Rosa Blanco, manifestó que es una iniciativa que se lleva a cabo en articulación con el Centro Integrador Comunitario (CIC) Anahí.
"Para nosotros fue muy importante comenzar con este trabajo porque se logró terminar con los basurales a partir de la diferenciación de los residuos. A partir de eso se consiguió que los vecinos nos ayuden a juntar las botellas de plástico, que es un material que lo vendemos y hacemos un fondo común con lo que se recauda", sostuvo.
Agregó que "costó un poco la concientización, ya que fuimos casa por casa. Pero ahora lo positivo es que todos colaboran. Todos sacan la basura en bolsas distintas. Es increíble como cambió el paisaje".
GANANCIA
A partir de la campaña se lograron mejoras en la barriada y más allá de la limpieza de una esquina crítica -Zacarías Sánchez y Ortencia-, se obtuvo un plus: con el dinero de la venta de las botellas PET se destina a progresos para la comunidad.
"La Municipalidad nos entregó contenedores de botellas, que se pusieron en lugares claves. La gente los lleva y después nosotros los vendemos", contó Rosa Blanco.
Mensualmente se recolecta un promedio de 700 kilos de botellas, y se canjea a 1,20 pesos por kilo. Es decir que se recauda alrededor de 800 pesos, que se destina al bien común.
"La plata que surge de las botellas la usamos para cosas para todos. Por ejemplo para comprar focos para el alumbrado público o para festejos del día del niño, o la última vez realizamos una donación a una familia con una nenita con leucemia", sostuvo.
BASURA CERO
Más allá del rédito económico, los vecinos resaltan la transformación. Es así que Blanco relató que hace un año atrás, la esquina de Zacarías y Ortencia era un foco de contaminación, suciedad y olores nauseabundos.
"El problema era que el recolector llegaba sólo hasta la esquina y no bajaba hasta las zonas bajas, donde viven casi 600 familias", indicó. A lo que agregó que las personas de los asentamientos dejaban la basura a cualquier hora y antes de que pase el basurero, era desarmado por los perros, caballos y por los cartoneros. "El recolector pasaba pero no juntaba lo que estaba caído y podía quedar muchos días allí".
Ahora, luego de la etapa de concientización, se diferencia la basura, de lo que es cartón, botella y plástico, haciendo un procedimiento más fácil para todos.
Lunes, 22 de abril de 2013