El filósofo argentino de origen rumano, fue el encargado de abrir ayer la II Feria Provincial del Libro y del Mercosur. Ante un auditorio colmado, dejó una contundente y ácida crítica de la realidad política actual.
La conferencia inaugural de la feria “Libros sin fronteras” que tuvo lugar anoche tras la inauguración oficial en el salón auditorio del predio del Pío XI, dejó satisfecho al público, mayoritariamente anti K. Sucede que el filósofo de origen rumano y nacionalizado argentino, Tomás Abraham, encargado de la ponencia, dejó una andanada de conceptos que fundamentan con tanta claridad y acidez lo que no puede la desnutrida oposición nacional.
Dijo, entre otras cosas, que en 28 años de democracia la Argentina no ha podido construir un sistema político fuerte, democrático, lo que entre otras tantas desventuras, “permite aventuras populistas”.
“No hemos podido construir un país sin conflictos internos”, agregó, ni tampoco “distribuir el poder”, lo cual genera una promoción cuasi natural de “aspirantes a la tiranía”. Se entiende esto, según Abraham, si se comprende que “el fascismo no es una ideología sino una cultura política”.
Más adelante, en la conferencia que tuvo en su primera fila a todas las autoridades del Gobierno, desde Ricardo Colombi hasta el titular del Instituto de Cultura, Gabriel Romero, responsable de la entrega, dijo que la forma de combatir esta realidad nacional es a través del conocimiento. “Necesitamos una población con ganas de estudiar”, remarcó, “no una masa de pobres asistidos” o asalariados con emolumentos de hambre.
No eludió mencionar el debate sobre la concentración del poder, al cual endilgó responsabilidades de presión política. Entonces conceptualizó que “la caja”, es decir la acumulación de dinero, es tal vez, en términos actuales, la única manera de resistir los embates de aquel poder.
Ya en el tramo final de su exposición, criticó que la oposición argentina se debata entre la amenaza permanente a la gobernabilidad y el despotismo.
El aplauso del final fue cerrado. El auditorio luego se acercó a saludarlo, a felicitarlo y a rendirle todo tipo de pleitesía. Mientras ello ocurría, lentamente, con mohín adusto, quien se retiraba por uno de los laterales fue el secretario de Obras Públicas de la Municipalidad, Martín Barrionuevo, quien soportó estoico todo lo que hasta el momento no escuchó, en oraciones seguidas, de sus adversarios en la política.
Jueves, 16 de agosto de 2012