Entre enero y junio, los atentados de las FARC y el ELN contra la infraestructura petrolera de Colombia crecieron un 253 por ciento. Además, secuestraron a 14 ingenieros del sector. Comandos guerrilleros de las FARC sabotearon este martes un depósito de petróleo y una torre de tendido eléctrico en Tibú, localidad de la frontera noreste de Colombia con Venezuela.El ataque se suma a lo que se empieza a considerar como el nuevo modus operandi de la guerrilla en Colombia.Esta situación es la que ha generado que entre los trabajadores e ingenieros que construyen el Oleoducto Bicentenario en los Llanos Orientales, se muevan día a día 4.000 soldados. El objetivo es evitar que la guerrilla se atraviese en la ruta del proyecto de infraestructura petrolera más grande del país.El Bicentenario pretende multiplicar por cinco la capacidad del oleoducto Caño Limón-Coveñas. Pese a la vigilancia, la megaobra completa seis meses de atraso por cuenta de los atentados de las FARC Y del ELN.
Entre enero y junio de este año, la infraestructura petrolera del país fue atacada 67 veces, lo que representa un aumento del 253% frente al mismo período en 2011. Además, 14 ingenieros han sido secuestrados y dos fueron asesinados.
Estas actividades económicas se han convertido en uno de los principales blancos de la guerrilla por varias razones. Por un lado, la extorsión a las grandes empresas es una importante fuente de recursos para grupos ilegales que han visto mermadas sus entradas provenientes de la coca.
Por otro lado, hay una razón de carácter estratégico, ya que con sus ataques a la infraestructura, la guerrilla obliga al Estado a destinar a labores de vigilancia a soldados que deberían estar combatiéndola.
Es por esto que uno de cada tres soldados está dedicado a proteger infraestructura. "Tenemos más tropa pegada a las megaobras que peleando", asegura un alto mando militar. La situación no es nueva, aunque el auge minero del país ha multiplicado los frentes que deben ser protegidos.
Pero además de estos motivos, las FARC y el ELN tienen una razón política, que es que si logran golpear la infraestructura, crean desconfianza en la inversión extranjera y generan percepción de inseguridad entre la gente.
Es por todo esto que los cálculos más discretos señalan que cada día, gracias al terrorismo, el país deja de recibir al menos un millón de dólares. Eso es lo que valen los cerca de 11.000 barriles diarios que dejan de explotarse por razones de seguridad.
"Por no hostigar una caravana entre Casanare y Arauca, que se hace en dos días, pueden pedir hasta 60 millones". Hacer esas negociaciones clandestinas puede tomarse dos o tres días más. Negarse equivale a carros quemados y hasta ataques contra los trabajadores. Así lo aseguró un empresario del sector.
Algunos analistas consideran que las guerrillas han incrementado sus ataques para hacerse notar, como consecuencia de que se viene hablando hace un tiempo de un eventual tiempo de paz y porque quieren enviar el mensaje de que todavía tienen la capacidad de hacer daño.
Miércoles, 15 de agosto de 2012