Si todavía no pudiste lograr que tus hamburguesas caseras sean como las que cocinan por televisión, quizas desconozcas algunos detalles. Acá te los contamos.
No hay que comprar carne ya picada. La calidad de la materia prima es fundamental. Y la carne picada suele estar compuesta por sobras de todo tipo, incluyendo mucha grasa. Lo mejor es seleccionar un corte con un 25% de grasa (para que quede más sabrosa) y que lo trituren frente a tus ojos.
¿Mezclar o no mezclar? Siempre que elijas un buen corte y agregues sal, el resultado va a ser bueno. Pero hay otros caminos: para darle un toque personal, podés sumar finas tiras de jamón, cebolla picada, pimientos o ajo, entre otras opciones.
Siempre la misma forma y grosor. Luego de varios intentos vas a aprender a darle a tus hamburguesas siempre la misma forma y a que el grosor sea el adecuado para una buena cocción. Cuidado si te lavas las manos durante este paso, hay que secarlas bien para no añadir agua a la carne y evitar que pierdan su textura crujiente.
Cocción interior y exterior. Lo ideal es obtener una capa externa lo más oscura y crocante posible, y una capa interna jugosa. Para la capa externa hay que agregar sal y aceite de manera regular a toda la superficie. Conseguir un interior jugoso hay que aprenderlo a modo de prueba y error, porque algunas carnes se cocinan y resecan enseguida y otras necesitan más tiempo.
Lunes, 6 de agosto de 2012