La Fiscalía Nº1 ordenó una constatación de los terrenos tomados e identificación de personas. Buenaventura Duarte sostuvo que evitará el uso de la fuerza. Son dos las firmas inmobiliarias que reclaman espacios y más de 300 las familias instaladas desde el jueves.
A pesar del frío y la garúa nocturna, las más de 300 familias permanecían hasta ayer instaladas en las más de 20 hectáreas tomadas en varios sectores del barrio Pirayuí. Allí, resisten desde el jueves alegando hacinamiento y falta de acceso a una vivienda digna; sin embargo, el desalojo parece inminente, dado que dos firmas inmobiliarias acreditaron posesión de los terrenos y la Justicia correntina informó que actuará en consecuencia.
Al cierre de esta edición, Urbano S.A. y Guaraní presentaron la documentación formal ante la Comisaría Décimo Tercera y Décimo Cuarta de Capital y, en virtud de ello, el fiscal de Instrucción Nº1, Buenaventura Duarte, indicó a época que ordenó un relevamiento de constatación e identificación de personas en la zona.
Aseguró que evitará por todos los medios a su alcance el uso de la fuerza, en tanto buscará el diálogo para desocupar los espacios reclamados por las empresas. Sostuvo, además, que aún no se estableció si la totalidad de los terrenos pertenecen a dichas firmas.
Este diario recorrió la zona ocupada y son muchas las sensaciones que se advierten en el lugar; la primera de ellas se desprende de una necesidad inmediata por parte de las familias, que alegan situación de hacinamiento, falta de recursos para seguir pagando alquiler; y la otra, muy ligada al oportunismo de quienes poseen una propiedad y simplemente quieren adquirir “otro terrenito”.
No obstante la problemática está instalada y no surgió de manera aleatoria, sino más bien premeditada. Tal es así que, desde las 200 viviendas del Pirayuí, los vecinos nucleados en la comisión vecinal acusaron la presencia de punteros políticos. “La Municipalidad vino hasta acá y entregó mercaderías”, dijo un vecino en medio de la exaltación (ver página 8) y el rechazo a la “usurpación” de los espacios.
Los testimonios se asemejan unos a otros al igual que las características de las personas ocupantes. La mayoría posee empleo, pero en negro; se destaca la presencia de muchas mamás empleadas domésticas y de remiseros. En tanto se advierte gran cantidad de jóvenes de entre 16 y 23 años, padres de familia, que se acoplaron a la toma masiva, tras escuchar el rumor de los terrenos disponibles.
Al ser consultados, cómo llegaron allí, todos respondieron que se “corrió la voz”; otros dijeron en tanto, que se enteraron a través de los medios de comunicación.
Pero la cuestión no es menor, dado que se siguen sumando personas a la ocupación y por ello tres divisiones de la Policía Provincial se hicieron presentes en el lugar.
En diálogo con efectivos de Infantería, indicaron a época que hasta ayer sólo habían órdenes de evitar se siga sumando gente a los asentamientos. “Cuando salimos a recorrer para monitorear la zona, ya se vinieron a instalar unos cuantos. Explicamos que no estaba permitido y entendieron pacíficamente”, comentaron.
En ese contexto, las familias se organizaban unas a otras, y quienes lideraban cada sector, apuntaban datos para constatar el número de asentados. “Es para dejar constancia de quiénes estuvimos desde un principio, para que no vengan más personas a reclamar espacio”, dijo una ocupa.
Jueves, 12 de julio de 2012