La pulseada por el poder en Egipto escaló aún más luego de que el Parlamento decidiera sesionar en franco desafío a un fallo que ordenó su disolución, una maniobra que pone a los gobernantes islamistas en abierto conflicto con los militares y el máximo tribunal del país.La sesión fue breve, de apenas cinco minutos, e insinuó que los diputados quisieron realizar un gesto simbólico más que embarcarse en un desacato total del fallo judicial que disolvió la cámara por supuestas irregularidades en las últimas legislativas, las primeras elecciones desde la caída de Hosni Mubarak.Pero de todos modos elevó las tensiones en la disputa entre el flamante presidente, el islamista Mohamed Mursi, y los jefes militares, que presidieron la transición tras el derrocamiento de Mubarak y que prometieron hacer cumplir el fallo de disolución del Parlamento emitido el mes pasado por la Corte Constitucional.
El nuevo enfrentamiento ya se vislumbró el domingo pasado, cuando Mursi firmó un decreto que ordenaba reinstalar el Parlamento salido de las legislativas celebradas entre noviembre y enero, que está formado por 508 bancas, pese al fallo de disolución de la Corte del 14 de junio.
El alto tribunal contraatacó hoy al fallar que el decreto de Mursi no tiene validez legal, un día después de haber dejado entrever esta decisión inminente al advertir al presidente que sus sentencias eran vinculantes para todas las instituciones del país, incluyendo la Presidencia.
"La Corte dictaminó anular la decisión del presidente de convocar el Parlamento", anunció en el mismo tribunal el juez Maher el-Beheiry, citado por la agencia de noticias Europa Press.
Por el momento, las dos partes en conflicto parecen estar moviéndose con cautela. Las fuerzas de seguridad no hicieron ningún intento de bloquear la llegada de los legisladores al edificio del Parlamento, y miles de personas se manifestaron horas más tarde en la céntrica plaza Tahrir de El Cairo en apoyo a Mursi y en repudio al fallo de la Corte, contra el cual cantaron al unísono "ilegal, ilegal".
En su único comentario sobre la crisis y en un claro guiño a la Corte, la Junta Militar, que había resultado duramente golpeada por el decreto de Mursi puesto que detenta el Poder Legislativo en ausencia de Parlamento, emitió ayer un lacónico comunicado en el que hizo un llamado a "respetar la Constitución".
Hoy, al abrir la sesión con un discurso emitido en directo por la televisión estatal, el titular de la Cámara, Saad al Katatni, dijo a los parlamentarios que la misma se realizaba "en cumplimiento del decreto del Presidente".
"Me gustaría confirmar que el decreto presidencial no viola la orden del Tribunal", agregó Katatni, quien al igual que Mursi pertenece a los Hermanos Musulmanes, una poderosa cofradía islamista que había ganado la mayor cantidad de bancas del disuelto Parlamento.
En una de las sesiones más cortas de su historia, a la que no asistieron diputados de las filas izquierdistas y liberales, el Parlamento decidió, en cinco minutos, prorrogar el ejercicio de sus labores legislativas hasta que los tribunales resuelvan la confusa situación jurídica en que se encuentran.
Horas más tarde, miles de egipcios se congregaron en la plaza Tahrir en respuesta a una convocatoria de los Hermanos Musulmanes para apoyar al recientemente electo Mursi, cuyo poder se encuentra encadenado en el embrollo legal y político desde su asunción, el 30 de junio.
"La convocatoria es un llamamiento hecho por y para Hermanos Musulmanes con el fin de unirse a las masas que están felices con la noticia de la restauración de la Asamblea Popular (Cámara Baja)", dijo el secretario general del movimiento islámico, Mahmoud Hussein, citado por Europa Press.
La disputa por el Parlamento abre otro capítulo en la tumultuosa transición de Egipto hacia la democracia tras más de 30 años de gobierno de Mubarak e instala un nuevo motivo de división justo cuando los egipcios buscan un poco de inestabilidad tras meses de creciente crimen, crisis económicas y agitación social.
La nueva crisis generó una advertencia de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, quien esta semana tiene previsto visitar Egipto y que hoy llamó a Mursi y a los militares a solucionar sus diferencias si es que no quieren frustrar el proceso de transición.
"Instamos enérgicamente al diálogo y al esfuerzo concertado de todas las partes para intentar abordar los problemas, que son comprensibles pero que tenemos que resolver a fin de evitar cualquier tipo dificultades que puedan hacer descarrillar la transición", declaró Clinton durante una visita a Vietnam.
El ministro de Relaciones Exteriores alemán, Guido Westerwelle, en tanto, quien se encuentra de visita en Egipto, dijo hoy tras reunirse con Mursi que los egipcios deben seguir con el proceso democrático.
Westerwelle dijo que Mursi le dio la impresión de ser un mandatario que "aboga por la legalidad, la democracia y la pluralidad".
Miércoles, 11 de julio de 2012