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EL ROL DE GALLUCIO
Los desafíos que Miguel Galuccio deberá enfrentar en la expropiada YPF
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Lunes, 7 de mayo de 2012

El Estado Nacional ya tiene el control de la petrolera. Sin embargo, todo dependerá del apoyo político a la gestión del flamante ingeniero. Crónica de una épica que no fue. Así podría titularse todo el proceso que culminó con la nacionalización del 51% de las acciones de YPF que estaban en manos de Repsol. Por eso, la puesta en escena del debate en la Cámara de Diputados formó parte de esta necesidad permanente del Gobierno de hacer del relato casi la esencia misma de su gestión. Y, paradójicamente, es la exposición de ese relato la que deja a la intemperie las indiscutibles contradicciones del kirchnerismo. El Gobierno tiene todo el derecho de decidir la expropiación de una empresa cuando entiende que hay tras de ello una cuestión de interés público. Hacía muchos años que había razones objetivas para proceder a la nacionalización de YPF. El accionar de Repsol fue devastador. El artículo 17 de la Constitución Nacional contempla esta circunstancia y expresa claramente cómo proceder en situaciones como éstas. Y es en esa inobservancia de lo establecido por la Constitución donde la Presidenta ha cometido un error cuyas consecuencias no serán gratuitas.




La Argentina nunca debió haber privatizado una empresa de la importancia estratégica de YPF. La complicidad de Néstor y Cristina Kirchner con ese modelo no necesita ya de mayor comprobación. Por eso, el lienzo con el rostro de Néstor Kirchner que, tras la aprobación de la ley de expropiación hizo caer La Cámpora desde los palcos de la Cámara de Diputados, no se corresponde con la verdad histórica.

La renacionalización de YPF, disfrazada de ideología, tuvo una causa fundamental: la imposibilidad de hacer frente a los costos que el creciente déficit energético hoy le significan al país.

Viene ahora lo más difícil: la gestión. La designación al frente de YPF del ingeniero Miguel Galuccio, una luminaria del mundo del petróleo, ha generado elogios unánimes. He ahí un acierto de la Presidenta. Para la gestión de Galuccio la incógnita tiene que ver con el nivel de apoyo político con que contará. Se sabe que el nuevo funcionario ha puesto condiciones exigentes para dotar de independencia a sus decisiones. Ojalá se las respeten. Galuccio debe remontar una cuesta empinada. Por estas horas, hay ansiedad en el Gobierno por cerrar acuerdos con algunas de las grandes petroleras internacionales que puedan ser anunciados con bombos y platillos. Ello no será fácil.

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Lunes, 7 de mayo de 2012

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