Conmoción y sorpresa causó la inesperada desaparición de este destacado miembro del diario Época que, con mirada crítica, analizó desde sus artículos la realidad de nuestro país.
El historiador y periodista Jorge Guidi, destacado miembro de este diario, dejó de existir esta madrugada en nuestra ciudad.
Padre de tres hijos, llegó a Corrientes a la edad de 14 años y se integró de inmediato a la comunidad en la que, además de sus actividades profesionales y comerciales, se destacó en la faz en la política, dentro del Partido Justicialista (PJ).
Desde su militancia en ese partido llegó a la función pública, alcanzando un alto cargo en el Ministerio de Defensa, cuando el doctor Humberto Romero ocupó esa cartera.
De carácter afable y muy servicial, se granjeó la simpatía de todas las personas que tuvieron la oportunidad de tratar con él. El cariño que despertaba se evidenció en el último festejo de fin de año del diario cuando, luego de mencionárselo, recibió una gran ovación por parte de los presentes.
Como columnista del Época, Guidi causó con sus artículos un gran impacto en los lectores por las temáticas que supo abordar y por la profundidad de su análisis desde una perspectiva “nacional y popular”. Un permanente cuestionador del status quo imperante, Guidi abordó desde una mirada revolucionaria –que seguía la tradición de Arturo Jauretche y Scalabrini Ortíz-, diversos temas de la realidad.
En 2009, en ocasión del Bicentenario de la Patria, Guidi reflexionaba sobre “lo imperdonable que sería olvidarnos de todos aquellos próceres que en circunstancias poco favorables desde la América del Sur fueron los constructores de un ideario forjado en valores que trascienden lo meramente personal”.
El periodista, que el último 8 de febrero había cumplido 69 años pero conservaba un semblante juvenil, había estado anoche comentando con amigos, en una confitería de esta ciudad, su último artículo titulado “El FMI y los desequilibrios financieros”. Estaba en inmejorables condiciones, y hasta pensando en escribir un libro recopilatorio de sus columnas, por lo que causó gran sorpresa y conmoción el inesperado desenlace.
El vacío que deja este notable analista de la realidad será imposible de llenar en el diario. Su pérdida también será, sin dudas, irreparable entre sus amigos y familiares, especialmente entre sus hijos Patricio, Mariano y Guillermina.
Sus restos son velados en la sala 3 de la Casa Salom, de la calle San Juan 982.
Lunes, 19 de marzo de 2012