Nuestra cultura política no puede ser una carga que nos impida eternamente desarrollarnos.
El gobernador de la provincia ponderó el proceso que se vive en este nuevo periodo de Gobierno que encabeza, comparándolo con la firmeza y el control presupuestario al que se vio obligado a aplicar ante la dedicada situación socio-económica de aquel tiempo, a este en el que se avanza en la transformación, en el desarrollo, en el que se busca el crecimiento constante, con planes y proyectos a mediano y largo plazo. Y con políticas de Estado que de una vez por todas concluyan con esos nefastos procesos cíclicos de interrupción permanente de los programas, proyectos y estrategias, pasando a la construcción de un Estado solvente que garantice la continuidad de los procesos exitosos y deseche por su propio peso aquellos que lo entorpecen.
DISCURSO
Nuestra cultura política no puede ser una carga que nos impida eternamente desarrollarnos.
Hay que animarse a transitar un camino diferente. Camino que nos lleve a mejorar nuestra Administración Pública, a relacionarnos más profundamente con la sociedad, a incrementar la coordinación con todos los niveles de gobierno, a calificar nuestros servicios públicos, a gestionar con dedicación y dignidad.
Tenemos el objetivo de perfeccionar nuestros vínculos socio-institucionales; y a ese fin debemos agradecer la existencia de una dinámica sociedad civil, que enriquece la vida pública, introduce nuevos temas en la agenda, cumple un rol vanguardista al activar las alertas sociales, de sensibilizar a la población y organizar esfuerzos individuales. Los problemas públicos no se agotan en los problemas de la Administración Pública. Lamentablemente, muchas veces, no se advierte que en la calidad de vínculo con las Organizaciones Sociales, están las soluciones a decenas de problemas que desde el Estado en soledad, resultarían inabordables o decididamente más onerosos de ser resueltos.
Sin embargo, en un proceso que lleva muchos años, y que se fue profundizando, Estado y Sociedad se miran con demasiado recelo. El Estado ve en cada movimiento social un dejo de oportunismo y de búsqueda de cooptación de recursos, las Organizaciones sospechan que el Estado siempre se mueve con tentaciones clientelares. Son actitudes que tienen una historia que las avala, pero en esas sombras vamos perdiendo la oportunidad de gestionar de un modo distinto nuestros desafíos. Confío que terminaremos superando estas trabas y podremos aprovechar positivamente de la enorme energía y creatividad de Gobierno y Ciudadanos, trabajando más eficientemente y mejor relacionados, por la Provincia y el País.
Valorar el entramado social, es asumir la importancia de su agenda, mejorando las prestaciones públicas, la legislación y por supuesto los resultados. Repartir recursos públicos para desmovilizar a la sociedad civil es cortoplacista e inútil.
Para sostener la visión que expresamos, es condición ineludible asignar los recursos en los lugares que corresponda. Responder con coherencia la pregunta recurrente que se hacen quiénes analizan las políticas públicas: ¿ Reflejan los presupuestos lo que se dice ? ¿ Hay un correlato entre las enunciaciones públicas y los esfuerzos económicos del Estado?
En la crisis del 2001 y en la post-crisis hicimos del control presupuestario nuestra política central, no por una obsesión contable, sino para garantizar que las prestaciones que debían atender a la población, en particular la más vulnerable, no se vieran afectadas.
En el 2009, salvando las distancias, también asumimos el Ejecutivo Provincial, con restricciones de tesorería. Rápidamente logramos recomponer la situación de normalidad.
Nuestro logro hoy, cuando la economía argentina ha recorrido un ciclo de crecimiento económico dilatado en el tiempo, que las Provincias han acompañado, no es simplemente que las cuentas estén saneadas; sino que nuestros presupuestos van reflejando crecientemente nuestras prioridades.
Cualquiera que haya ejercido una responsabilidad pública sabe que lo peor que puede sucederle a un programa, es la discontinuidad cíclica, que no permite ni evaluar, ni aprender, ni profundizar experiencias. El control presupuestario, que muchas veces es vista como tozudez, es garante de políticas estables que pueden ser evaluadas y revisadas adecuadamente.
Nosotros estamos empeñados en terminar con el “Estado cíclico”, que Gasta cuando tiene y Ajusta cuando no tiene. Estamos construyendo un “Estado Solvente”, en base a la seriedad de nuestras políticas, al cuidado de los recursos y al sostenimiento de esos principios con convicción.
Jueves, 1 de marzo de 2012