Culminó ayer la quinta edición del evento que crece año tras año en el camping de Riachuelo. En la pista de baile los gauchos y paisanas levantaron polvareda.
Y se fue la última. Cerró ayer con un gran éxito la quinta edición de la Bailanta Chamamecera de Puente Pexoa que desde el año 2007 se instaló en el camping a orillas del Riachuelo. Durante dos fines de semana se vivió una fiesta en el remozado predio verde por el que pasaron unas 12 mil personas en lo que fueron sus cuatro jornadas a puro chamamé. Así lo dijo ayer a época el intendente de ese Municipio, Martin Jetter, quien resaltó la masiva presencia de extranjeros y también visitantes de todo el país.
En el cierre la gente no escatimó en gritos de sapucay y zapateo a lo largo de toda la pista de baile que contó con la presencia de gran cantidad de paisanas y gauchos.
Familias enteras aprovecharon el domingo para acampar y disfrutar de la buena música del litoral. Entre los artistas presentes ayer a lo largo de toda la bailanta que arrancó cerca de las 10 y se extendió hasta poco después de las 19 estuvieron Lucas y Sebastián Sheridan, Vera-Monzón, Santiago Verón, Los Criollos de Corrientes, Aníbal Maldonado y la explosiva presencia de las Espuelas del Litoral que levantaron la pasión chamamecera en el público, entre otros conjuntos que se apoderaron del escenario festivalero.
La calurosa mañana y siesta hizo transpirar a más de uno que de la mano de su guaina levantó polvareda a metros del escenario. Como los pequeños Enso (4) y Jimena (9), los bailarines mini e integrantes de la Agrupación ‘Los Criollos de San Luis‘, que con sus trajes azulinos y blancos no pasaron desapercibidos. De la mano de su coordinadora, Clara Gómez, el grupo integrado por una veintena de bailarines demostró sus dotes a la hora del zapateo (los hombres) y el agite de polleras (las damas).
Se trata de una joven agrupación que hace seis meses se conformó ‘con la intención de sacar a los chicos de la calle y recuperar en ellos ese amor por la tradición y la cultura que nos identifica‘, comentó a este medio Gómez quien convirtió su hogar del barrio Samela en el lugar de ensayo del cuerpo de baile.
El amplio predio del camping estuvo colmado de personas que con silletas, termolares, mesitas y hasta carpas sentó bandera para disfrutar de la última bailanta. La mayoría de los presentes fueron asistentes perfectos de las cuatro jornadas y no escatimaron en brindar palabras de complacencia con la organización.
Entre ellos estuvieron Paula (65) y Julián Flores (76) quienes no faltaron ni un solo día. Él con camisa, bombacha de gaucho, sombrero y chaleco con su nombre estampado en la espalda fue identificado entre la muchedumbre que acompañó a los músicos con su baile. ‘Preferimos los chamamé lentos para bailar‘, acotó ella mientras hacían un descansito bajo la sombra de uno de los tantos árboles del camping. Más atrás, en el amplio sector descampado, cinco caballos fueron la atracción de grandes y chicos que por $5 disfrutaron de una cabalgata por la zona.
Lunes, 23 de enero de 2012