Este miércoles, contra Libia, tiene la primera de sus dos oportunidades de conseguir el boleto.
Los Tiburones Azules usaron hasta Linkedin para encontrar hijos de emigrantes que sumen a la Selección.
Si la magnitud de las emociones se midiera por la cantidad de personas que las sienten, seguramente se consideraría a esta como una agitación de baja intensidad. Nada más alejado de lo que están experimentando en estas horas los fanáticos del fútbol en Cabo Verde. Su seleccionado está a un paso de clasificarse al Mundial 2026, que se disputará en Canadá, México y Estados Unidos, y tendrá dos oportunidades de darlo en los próximos seis días. Si lo consigue, se convertirá en el primer combinado nacional de ese país en competir en un certamen ecuménico y en la segunda nación menos poblada en acceder a una Copa del Mundo de mayores.
De acuerdo con el último censo nacional, realizado en junio de 2021, 505.044 personas habitaban entonces en este archipiélago de 4.033 kilómetros cuadrados (es más pequeño que el partido de Chascomús), situado en el Océano Atlántico y formado por diez islas y cinco islotes esparcidos en una franja de 370 kilómetros. La última estimación para 2025, realizada por el Instituto Nacional de Estadística de ese país, calculó una población de 513.997 personas. Con esa cifra, Cabo Verde se ubicaría solo detrás de Islandia, que contaba con 353.070 habitantes cuando su seleccionado masculino participó en Rusia 2018.
La clasificación a la Copa del Mundo, en caso de conseguirla, representaría la cima de un seleccionado que ha evidenciado un marcado progreso durante las últimas dos décadas y que disputó cuatro veces la Copa Africana de Naciones en los últimos 12 años (antes de ello, nunca lo había hecho), aunque no se clasificó para la edición que se jugará en Marruecos a partir del 21 de diciembre. Este progreso está vinculado con la historia de la nación más occidental de África: su punto más oriental, la isla de Boavista, está a 460 kilómetros de Dakar (Senegal), que representa el extremo occidental del territorio africano continental.
Cabo Verde, que fue una colonia portuguesa desde el siglo XV hasta 1975, ha visto partir a miles de sus hijos desde fines del siglo XIX. Las primeras oleadas de migrantes se dirigieron principalmente a Estados Unidos, donde se afincaron en ciudades portuarias como Providence y Boston, y hallaron trabajo en la industria ballenera. A partir de la década de 1960, esas corrientes se orientaron principalmente hacia Portugal, debido a los lazos históricos y culturales, y también a otros países europeos como Francia, Luxemburgo, Italia y Países Bajos (allí encontraron conchabo sobre todo en la zonas portuarias de Róterdam y Ámsterdam).
Actualmente, la diáspora caboverdiana está compuesta por aproximadamente 1,5 millones de personas, una cantidad que triplica a la de la población residente en el país. Los emigrantes hacen un aporte fundamental a la economía nacional: en 2024, las remesas representaron el 11,6% del Producto Bruto Interno del país, de acuerdo con datos del Departamento de Estudios Económicos y Estadísticas del Banco Central de Cabo Verde. Pero además mantienen fuertes vínculos con su nación de origen. Y ello ha sido una de las claves para el desarrollo del seleccionado de fútbol.
De la mano de la progresiva flexibilización de la normativa de la FIFA vinculada con las condiciones de elegibilidad de un futbolista para representar a un seleccionado, la Federación Caboverdiana de Fútbol (FCF) se embarcó en la tarea de contactar a los hijos de la diáspora que estaban desarrollando su carrera deportiva en distintos países de Europa y proponerles que se sumaran al seleccionado de la nación de sus antepasados. Una labor similar realizaron en los últimos años otras federaciones africanas como las de Marruecos, Túnez y Senegal.
El juego de seducción de la FCF viene dando muy buenos resultados. De los 25 futbolistas convocados por el entrenador Pedro Leitão Brito (conocido como Bubista) para la próxima doble fecha de la clasificación mundialista de la Confederación Africana de Fútbol (CAF), 14 nacieron en el exterior: seis en Países Bajos, cinco en Portugal, dos en Francia y uno en la República de Irlanda. Varios de ellos habían representado a los seleccionados de sus países natales en categorías juveniles antes de optar por Cabo Verde.
El arquero Bruno Varela participó en los Juegos Olímpicos Río de Janeiro 2016 con Portugal y recién en 2023, a los 28 años, debutó en el combinado mayor caboverdiano. El lateral Steven Moreira fue subcampeón europeo sub-19 con Francia en 2013 y una década después se sumó al seleccionado africano. El mediocampista Deroy Duarte, que jugó para Países Bajos desde la categoría sub-18 hasta la sub-21, viste la casaca de los Tiburones Azules desde 2022. Su hermano mayor, Laros Duarte, siguió sus pasos: debutó con el conjunto insular en 2024 tras jugar para Países Bajos desde la sub-16 hasta la sub-20.
El caso más llamativo es el del zaguero central Roberto Lopes, quien nació hace 29 años en Crumlin (República de Irlanda). Su madre es irlandesa y su padre, un migrante caboverdiano que llegó a la tierra en la que se afincó y formó una familia tras desempeñarse como cocinero de una línea de ferrys. El defensor integró el seleccionado sub-19 irlandés, pero a fines de 2018 fue contactado a través de Linkedin por el portugués Rui Águas, entonces entrenador de Cabo Verde, quien le propuso incorporarse al combinado nacional. Lopes aceptó, tramitó la documentación necesaria para conseguir la habilitación internacional y debutó el 10 de octubre de 2019 en un amistoso ante Togo.
Con su dotación multinacional, el seleccionado caboverdiano afrontó en noviembre de 2023 el reto de la clasificación mundialista de la CAF, que otorga boleto directo solo a los ganadores de cada uno de los nueve grupos en que están distribuidos los 53 conjuntos (eran 54, pero Eritrea desertó). El sorteo lo ubicó en la zona D junto a un gigante del continente, Camerún, el seleccionado africano con más participaciones en Copas del Mundo (ocho).
El arranque no fue auspicioso, ya que en las primeras tres fechas sufrió una goleada 4 a 1 ante los Leones Indomables y registró un empate sin tantos ante Angola de local. Pero luego encadenó cinco triunfos, entre ellos uno fundamental, el 1 a 0 ante los cameruneses en la pasada jornada, que le permiten llegar a la última doble fecha con 19 puntos y con cuatro de ventaja respecto a su último vencido y cinco unidades más que Libia.
Así, los Tiburones Azules tienen el destino en sus manos: una victoria en cualquiera de sus últimas dos presentaciones les bastará para lograr la clasificación al Mundial. La primera chance la tendrán este miércoles, cuando se midan desde las 10:00 (hora argentina) contra Libia en el estadio Internacional de Trípoli (a la misma hora, Camerún visitará a Mauricio). Si no aseguran su boleto ese día, tendrán una segunda oportunidad el lunes 13, cuando recibirán a Eswatini en el Estadio Nacional de Praia, la capital del país, que sin dudas estará abarrotado por 15.000 personas.
Paralelamente a este andar jubiloso del combinado masculino, el seleccionado femenino caboverdiano también se prepara para una cita con la historia, ya que a fin de mes se jugará la clasificación a la Copa Africana de Naciones Marruecos 2026: se medirá con Malí el 24 de octubre como local y cuatro días después como visitante. Si gana, accederá por primera vez a este torneo. El logro sería enorme para un conjunto que se formó hace apenas siete años (su primer partido amistoso fue el 16 de noviembre de 2018 ante Guinea-Bisáu) y que fue incluido por primera vez en el Ranking FIFA en marzo de 2023 (hoy ocupa el 126° puesto).
Otros seis boletos en juego
Cabo Verde no será el único seleccionado africano que intentará sellar en estos días su pasaje a la Copa del Mundo. Con Marruecos y Túnez ya clasificados, otros seis grupos buscarán a su ganador, que accederá directamente al torneo que se jugará el año próximo en suelo norteamericano.
El que tiene el camino pavimentado es Egipto, cómodo líder del grupo A con 20 puntos, que el miércoles a las 13 visitará a Yibuti (1). Los Faraones garantizarán su cuarta participación mundialista si ganan o si Burkina Faso (15) no triunfa en su visita a Sierra Leona (12). También está a un paso de la clasificación Argelia, puntero de la zona G (19 puntos), que el jueves a las 13 enfrentará a Somalía en Bir El Djir. A la misma hora se presentarán sus escoltas: Uganda (15) visitará a Botsuana (9) y Mozambique (15) recibirá a Guinea (11).
En los otros grupos, los punteros deberán hacer su trabajo y esperar resultados ajenos para lograr el boleto. En el B manda Senegal, que visitará a Sudán del Sur el viernes a las 9. En el C lidera Sudáfrica, que chocará con Zimbabue en Durban el viernes a las 13. El F lo encabeza Costa de Marfil, que se medirá con Seychelles el viernes a las 10. Y el primero del I es Ghana, que visitará a República Centroafricana el miércoles a las 13.
En todos los casos, si no hay definición en esta jornada, la novena de cada grupo, la resolución se trasladará a la última fecha, que se jugará entre el domingo y el martes próximos. Los punteros de cada zona se clasificarán directamente, mientras que los cuatro mejores segundos accederán a una instancia de eliminación directa, con semifinales y final, que se llevará a cabo en noviembre.
El vencedor de ese minicertamen obtendrá un cupo en el torneo clasificatorio intercontinental que se desarrollará en México en marzo de 2026. Allí competirán seis seleccionados por los últimos dos boletos a la Copa del Mundo: además del representante africano lo harán Bolivia, Nueva Caledonia, dos seleccionados de la Concacaf y uno de la Confederación Asiática de Fútbol.
Martes, 7 de octubre de 2025