Preocupación por una lesión de Gonzalo García que dejó el campo inmovilizado y asistencia de oxígeno.
El equipo de Felipe Contepomi completó un buen primer tiempo y fue una sombra en el segundo.
Sudáfrica despertó a los cachetazos a Los Pumas de su sueño de consagración en el Rugby Championship. El resultado final, una pesadilla por la inesperada goleada por 67-30 luego de una segunda mitad sin equivalencias y de una excepcional actuación del apertura local Sacha Feinberg-Mngomezulu, dejó sin chances al equipo argentino de la aún utópica lucha por el título en el torneo que reúne a las cuatro potencias del hemisferio Sur. Fue un triunfo aplastante para los bicampeones del mundo, que el próximo fin de semana volverán a verse las caras contra el seleccionado nacional en Twickenham. Allí, en Londres, los todopoderosos Springboks buscarán retener la corona en un mano a mano a distancia con los All Blacks, que un rato antes habían vencido a los Wallabies por 33-24 en el irreductible Eden Park de Auckland.
Pero antes hay que hablar de lo que ocurrió en el bullicioso Kings Park de Durban. Con el primer tiempo, el entrenador de Los Pumas, Felipe Contepomi, pudo demostrar que tiene equipo para ser protagonista y que el Tier 1 no le queda grande. Pero todo lo bueno se desmoronó tras el descanso. Argentina fue abrumada por su rival y dejó muchísimas dudas sobre su capacidad para sostener buenos rendimientos a lo largo de 80 minutos.
La peor noticia no fue el resultado, sino que Gonzalo García dejó la cancha con el cuello inmovilizado, con asistencia de oxígeno. Si bien el medioscrum levantó el pulgar sabiendo que las cámaras de la transmisión lo tomaban y dio un mensaje alentar, el protocolo de conmoción cerebral lo saca directamente del próximo partido, la semana próxima en la capital inglesa, donde Los Pumas serán locales.
Allí, Contepomi solamente podrá ajustar clavijas ante un rival enorme que intentará coronarse nuevamente campéon, tras un segundo tiempo arrollador que lo pone como candidatazo. Sudáfrica ganó por ser Sudáfrica, un equipo que puede cometer errores -incluso insólitamente amateur como el try de Santiago Chocobares-, pero con la capacidad de subsanarlo con la destreza que los caracteriza.
Los Pumas jugaron de igual a igual ante un seleccionado sudafricano tan poderoso como indisciplinado en un primer tiempo de vértigo en Durban.
El arranque mostró la presión de los Springboks, que se pusieron rápidamente en ventaja con el pie de Feinberg-Mngomezulu. Sin embargo, Argentina respondió con inteligencia: dominio territorial, paciencia en ataque y la puntería de Santiago Carreras, que con tres penales mantuvo a los de Contepomi siempre en partido.
Los locales buscaron lastimar con la potencia de sus forwards y encontraron el try a través de Malcolm Marx, aunque el juego se tornó desprolijo por sus infracciones reiteradas. En ese contexto, Los Pumas aprovecharon y un error grosero de Cheslin Kolbe le regaló el try a Chocobares.
El sudafricano hizo el drop para la salida de su equipo y le puso la pelota en las manos al centro argentino que no tuvo oposición para hacer el try. Ese momento, que podría haber sido el quiebre, marcó la recuperación del equipo local, que pese al try penal del final con amarilla para Marx incluida, se repuso.
Sudáfrica respondió con la jerarquía de su apertura. Mngomezulu fue decisivo, con un try después de que sonara la chicharra que con la conversión le permitió ir a recargar pilas a los vestuarios 25-23 arriba. Y ese tal vez fue el quiebre anímico para Los Pumas que estuvieron a la altura de un primer tiempo de palo y palo. Totalmente distinto a lo que sucedió en la segunda mitad.
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El equipo de Contepomi no logró la consistencia que había mostrado en los primeros 40 y en la segunda parte fue absolutamente dominado por Sudáfrica, que construyó una goleada lapidaria que parecía impensada al comienzo.
Esa última acción de la parte inicial de los locales pasando al frente con uno menos fue un anticipo de lo que se vendría en el complemento. El partido dejó de ser parejo y se transformó en una exhibición de los Springboks. Apenas iniciado el segundo tiempo, Kolbe rompió la defensa argentina tras una gran patada de Mngomezulu y amplió la ventaja con un try que marcó el rumbo.
La figura del apertura volvió a ser determinante: no solo sumó puntos con su precisión en las conversiones, sino que también se despachó con un try propio de pura habilidad y asistencias que desarmaron a la defensa de Los Pumas. A su ritmo, los locales aceleraron y ampliaron diferencias con conquistas de Morne van den Berg y Pieter-Steph Du Toit, mostrando un repertorio ofensivo imparable.
Argentina tuvo un pasaje de ilusión con la corrida de Juan Cruz Mallía que habilitó a Albornoz para apoyar en su regreso tras la lesión, con conversión de Carreras. Ese descuento puso el marcador 39-30 y encendió una esperanza efímera. Sin embargo, lo peor estaba por llegar. Sudáfrica respondió con una avalancha de juego: la entrada de Manie Libbok le dio un aire fresco y un try de lujo que terminó de sentenciar la historia. Solo quedó tiempo para otro try de Du Toit con conversión de Mngomezulu para hacer añicos la esperanza de Los Pumas.
El resultado final, el imponente 67-30, reflejó la supremacía sudafricana en la segunda mitad. Los Pumas, valientes en el arranque, no pudieron sostener el ritmo ni la intensidad física de un rival que, cuando encontró espacios, mostró la diferencia de jerarquía y de profundidad de un plantel que no en vano conforma uno de los mejores seleccionados de todos los tiempos.
Domingo, 28 de septiembre de 2025
